El 10% más rico logró ganarle a la inflación y, en la otra punta de la pirámide socioeconómica, el 10% más pobre perdió por goleada. Así lo detalló el último informe elaborado por el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz.
La desigualdad económica creció entre el segundo trimestre de 2015 y el mismo período de 2016: aumentó hasta un 8 por ciento. Esa brecha entre los más pobres y los más ricos de la Argentina se expresa en que el 10% de los argentinos con mayores ingresos lograron sacarle 10 puntos de ventaja a la inflación. Pero el 10% de los trabajadores que tienen los salarios más bajos perdieron hasta 19 puntos si se cuenta el ingreso principal y esa caída contra la suba de precios se achica hasta 11 puntos si se suman todos los ingresos del hogar.
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"La desigualdad medida por Gini se incrementó entre un 4 y un 8% de a acuerdo a sí se toma el Ingreso per cápita familiar (IPCF) -que mide todos los ingresos que tiene una familia- o el Ingreso por ocupación principal (IOP), respectivamente. En el mismo período, el indicador de Bienestar de Sen retrocede un 1% (esa moderada caída se debe al poco realista incremento real en el ingreso per cápita familiar promedio de los hogares informado por la EPH)", señaló el último informe sobre distribución del ingreso elaborado por el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO).
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El análisis del CESO se elaboró en base a indicadores estadísticos que permiten suplir el índice de Gini, que se usa para medir la desigualdad y que el INDEC dejó de publicar en el segundo trimestre de 2016. La medición tomó el período 2003 a 2016. Entre los primeros diez años se produjo "una clara mejoría" en los primeros diez años, donde el coeficiente de Gini del IPCF y del IOP se redujeron en un 23% (un menor valor implica una mayor equidad distributiva).
Al mismo tiempo, el índice de Bienestar de Sen (que toma en cuenta la mejora distributiva junto al incremento en el ingreso real de los hogares) mejoró un 114 por ciento. "La devaluación de comienzos de 2014 generó un deterioro de los indicadores de desigualdad y bienestar, que luego se recuperan hacia comienzos de 2015 en el caso de los coeficientes de Gini. El indicador de Bienestar, si bien mejora en 2015, no logra recuperar los valores previos", precisó el trabajo.
Pero entre 2015 y 2016 la desigualdad "se incrementó de acuerdo a la evolución de todos los indicadores de ingreso y de distribución", que determinó que "sólo los hogares de mayor nivel de ingresos le ganaron la carrera a los precios". En los estratos medios, al medir la carrera contra los precios por ocupación se observa una pérdida pero se puede llegar a un empate si se incorpora el ingreso per cápita por hogar y se suman los ingresos por todo concepto.
Pero los ingresos de los estratos más humildes perdieron ampliamente frente a la inflación. A su interior, el deterioro de los ingresos reales fue más pronunciado cuando menor es nivel de ingresos.
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