La pandemia global de coronavirus nos sitúa en un contexto difícil a nivel local: con una tasa de 1054 infectados en todo el país, las actividades de ocio cotidianas se vieron paralizadas hasta nuevo aviso, o hasta que termine el período de cuarentena obligatoria. Este duro golpe para la economía y la cultura significó una pérdida de ingresos y de trabajos en la industria del cine, el teatro, la música, que se vieron en necesidad de idear nuevas estrategias para el no quiebre. Por fortuna, la posibilidad de la tecnología y las modalidades de consumo online dan un pequeño, pero requerido alivio. Compras, talleres, abonos, estrenos y recitales desde casa, con un doble propósito: Alimentar al arte y alimentar a los artistas.
En el mercado literario, los libreros se amigaron con las ventas y envíos a domicilio. Como siempre, los más afectados son los pequeños emprendedores y las editoriales de corte independiente que intentan palear la situación con precios diferenciales en sus catálogos y ofertas. Desde ya, aquellas que cuentan con títulos digitalizados pueden respirar aliviadas: la popularidad de los ebooks crece y no todas las librerías emprenden el dedicado trabajo de enviar a domicilio. Ejemplos como las editoriales Blatt & Ríos o Eterna Cadencia, sirven para ilustrar la dura batalla del mundo del libro en tiempos de coronavirus.
En el campo teatral, entidades como el Teatro Nacional Cervantes y el acogedor Teatro Picadero anunciaron la venta de abonos especiales para colaborar en dicho contexto. ¿Cuáles son los beneficios? A un precio que no se asemeja al de las localidades actuales en el teatro comercial (que rondan los $1000 como promedio) todos aquellos que aporten un ingreso en forma de abono, tendrán acceso gratuito a cualquier espectáculo del año. Sin importar el precio del show. Esto quiere decir que, por ejemplo, si el abono cuesta $500 y la entrada de la obra un precio superior, el espectador gana en materia económica.
La salida de ofertas en streaming, pese a alimentar a la cultura y acompañar en esta cuarentena, significa una pérdida de dinero importante para todos los actores, directores y grandes y medianos empresarios de las tablas. Ni que hablar de los pequeños espacios, destinados a sufrir por partida doble (porque a las pérdidas de ventas de entradas, hay que sumar las tarifas de servicios públicos). Teatros queridos y elegidos por el público como Timbre4, optaron por entradas a "la gorra online" y de acuerdo a la posibilidad de cada usuario. A su vez, la gran mayoría de los actores y actrices que dictan talleres en forma presencial, se mudaron a plataformas como Zoom o Skype, para continuar con sus clases y no perder dinero.
En la reciente entrevista que el Presidente Alberto Fernández dio al cantante Residente, confirmó que el Estado colabora con incentivos monetarios para que músicos reconocidos brinden recitales desde sus hogares y aprovechen a concientizar a sus seguidores. El abanico es amplio y de la experiencia participaron figuras de la talla de Juana Molina, Fito Páez, Pedro Aznar y Fabiana Cantilo, entre muchos otros más. A su vez, la posibilidad de este "vínculo" alternativo y digital entre artista-espectador sirve para acompañar en momentos de incertidumbre y generar cercanía. Porque no importa el estrato social o la profesión, el virus no hace distinciones y la cuarentena es para que la cumplan todos.
El cuadro se completa con el sector audiovisual. Se sabe que la televisión decidió cesar la producción de tiras diarias y series, refritando viejos éxitos (como Graduados, de Underground, que volverá a la pantalla de Telefe) ante la falta de contenidos. Esta decisión fue tomada por la Asociación Argentina de Actores y causó revuelo entre los grandes magnates del medio, como Polka, que se vieron obligados a parar los rodajes a fuerza de escraches mediáticos. Esta situación puso en jaque al mercado actoral, pues no todos gozan de la plenitud de beneficios que rigen en un contrato. Los menos afortunados decidieron volcarse a las redes sociales y lanzar talleres de actuación online.
El caso del cine es similar, con una única salvedad: la utilización de plataformas estatales que sustituyan a las salas y sirvan como una fuente de ingreso para realizadores y actores. Cine.ar (https://play.cine.ar/inicio) ofrece la posibilidad a que todos los cineastas con fechas de estreno afectadas por la pandemia, puedan estrenar de forma virtual. La entrada de las películas es de $30, el mismo precio que en los Espacios INCAA de todo el país. Los dos estrenos de la semana -disponibles a partir de mañana y en forma gratuita- serán el drama Ni heroe ni traidor, ambientado en plena época de Guerra de Malvinas, y el thriller La Creciente.