El brote de coronavirus infunde miedo en todo el mundo. La OMS pidió prepararse para una posible pandemia del virus que se originó en la ciudad de Wuhan, China, lo cual ya comenzó a tener consecuencias económicas, justo en la recta final de la renegociación de la deuda que encara el gobierno de Alberto Fernández.
Las bolsas de todo el mundo experimentaron fuertes caídas a partir del pánico que genera la enfermedad y que acrecienta el temor a una recesión mundial: en Asia se negoció hasta un 5 por ciento abajo, en tanto que Franfkurt cotiza a -1,24%, Madrid a -0,36% y Milan se recupera apenas un 0,45%, luego de caer un 5% cuando se confirmaron las primeras muertes en Italia, el pasado lunes.
Las acciones argentinas que cotizan en Wall Street sufrieron este martes otra fuerte caída, de hasta casi 7%, como consecuencia de una pérdida generalizada en los mercados ante la propagación a Europa del coronavirus. Las bajas podrían impactar este miércoles en el Bolsa porteña, que retomará su actividad tras dos días de feriado por Carnaval.
En las últimas horas, los ADR de YPF bajaron 6,8%; Mercado Libre, 6,7%; Despegar, 5,22%; BBVA Francés, 5,15%; Grupo Financiero Galicia perdió 5,1%; Transportadora Gas del Sur, 4,2%; y Grupo Supervielle, 4,1%. El índice Dow Jones retrocedía 3,1% y acumula una caída del 3% en dos ruedas, mientras que el Nasdaq de tecnología bajó 2,4%.
Esto puede tener su correlato también en los bonos soberanos, que se preparan para una reestructuración encarada por el ministro de Economía, Martín Guzmán, con el riesgo de que ingresen los fondos buitres a estorbar en el proceso.
¿Por qué puede pasar esto?
Los buitres basan su modelo de negocio en comprar títulos de deuda a punto de defaultear, cuando eso se expresa en cotizaciones muy bajas que ya anticipan la cesación de pagos. Una vez que compraron los títulos, su ganancia está en litigar el tiempo que sea necesario y exigir el pago del 100% del valor nominal de los bonos, con ganancias suculentas a costa de dinamitar un proceso de renegociación de la deuda.
Para que esto ocurra, los bonos de un país deben estar a un nivel considerado bajo por los hedge funds, para así hacer la diferencia necesaria. Una crisis mundial que arrastre involuntariamente a los países emergentes provocaría una caída de los activos y así, facilitar la llegada de estos acreedores agresivos que no están dispuestos a ingresar en ningún proceso de reestructuración.