En una sesión cargada de debate, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, defendió los recortes en educación, salud, ciencia y tecnología. Tras llegar tarde a la Comisión de Presupuesto, se refugió en chicanas para evitar las preguntas que dejaban en evidencia la subestimación de la crisis económica y las ganancias extraordinarias del campo y del sector financiero. Negó compartir los condicionamientos que le firmó al Fondo Monetario Internacional.
Dujovne responsabilizó a las provincias por los recortes de más del 70% en los gastos en educación y salud respecto al año anterior. Alegó que a las jurisdicciones sub-soberanas les corresponden las principales erogaciones, ya que durante la presidencia de Carlos Menem se traspasaron estas responsabilidades a las gobernaciones, pero no así los fondos. Sin embargo, la respuesta del titular de Hacienda no explica el por qué de la disminución en los conceptos que le corresponden a la autoridad central.
Las chicanas llegaron cuando Axel Kicillof le preguntó qué medidas tomará para salir de la crisis que generó el propio Gobierno. En lugar de atender a la intervención, Dujovne eligió hablar sobre los desaciertos del Presupuesto 2015, cuando el ahora diputado del FPV dirigía el Ministerio de Economía. También omitió cuáles serán los beneficios de conseguir el déficit fiscal cero, que le exige el FMI alcanzarlo el año próximo, que hundirá a la Argentina en una grave estanflación (con recesión de al menos el 0,5% y un alza de precios del 23% en 2018).
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Al exministro sí le admitió que eliminó el fondo sojero por decreto para discrecionalizar su uso, en lugar de permitir que cada provincia decida su destino. “¿Dónde lo vamos a gastar, en la Luna? El presupuesto se gasta dentro de la República Argentina”, le exclamó Dujovne, queriendo dar a entender que se mantendrán las inversiones en infraestructura, pero sólo las elegidas por el Ejecutivo.
No faltaron las quejas de los legisladores que achacaron que la ineficiencia en la gestión del ministro y los errores en las proyecciones no estaban a la altura de un funcionario de primera línea, principalmente por las estimaciones erradas de inflación y crecimiento económico, pero también la sequía del campo no prevista por el funcionario.
El economista que firmó en Washington el préstamo con el FMI se negó a compartir con el Poder Legislativo los condicionamientos a los que accedió en junio y los que negocia en estos días, por no haber podido cumplir con los primeros tan sólo tres meses después.
El ministro se mostró agresivo cada vez que le preguntaron por los ajustes. Tanto en cobrar impuesto a las ganancias a sectores antes exentos, como en la disminución de la inversión educativa y en salud dijo que se trataba de un “presupuesto austero” y que debió “priorizar las partidas”. A esto le agregó un pedido de propuestas para conseguir más recursos, en lugar de que le critiquen los recortes.
No demoraron en arribar las soluciones de diversos diputados, que le pidieron que restituya las retenciones a las agroexportadoras, las más beneficiadas del modelo de Cambiemos. El Frente de Izquierda le sumó que restituya el achique en los aportes patronales que había decidido Domingo Cavallo.