La cruzada del macrismo sobre el Poder Judicial, y en especial sobre Comodoro Py, tuvo un nuevo capítulo con la renuncia del camarista federal Jorge Ballestero. Era un resultado casi cantado, que se aceleró tras el escarnio mediático fogoneado por el Gobierno a partir de la intervención de Ballestero a favor de la liberación de los empresarios Cristóbal Lopez y Fabián De Sousa. Con la salida de Ballestero la Cámara Federal de Comodoro Py, por la que pasarán todas las causas de alto voltaje político, quedó bajo control de jueces que responden al oficialismo y con 4 de sus 6 sillones vacantes, listos para ser pintados de amarillo.
A poner jueces
“Macri va a controlar toda la Cámara Federal”, fue la frase que repitieron varios de los consultados por El Destape en Comodoro Py.
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En rigor, la segunda instancia de Comodoro Py es la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal. Se la conoce mediáticamente por el diminutivo de Cámara Federal. La integran 6 jueces divididos en 2 salas. Hasta ahora, el juez Ballestero presidía la Sala I y era vicepresidente primero de la Cámara. Su par Martín "Doctrina" Irurzun preside a la vez la Sala II y la Cámara.
Las maniobras de Macri sobre la composición de la Cámara Federal la dejaron, al día de hoy, con 2 de 6 jueces, uno en cada sala. Uno de ellos, Leopoldo Bruglia, puesto a dedo por el presidente. El otro, Irurzun, se acomodó al cambio de viento y opera en línea a la Casa Rosada.
De los 4 sillones restantes había 3 ocupados cuando asumió Macri. Uno era el de Ballestero, cuya renuncia será efectiva a partir del 1 de junio. El otro el juez Eduardo Farah, que como contó El Destape tuvo una salida elegante hacia otro fuero como resultado de las tensiones entre la Casa Rosada, el binomio Antonio Stuiso-Javier Fernández y la Corte Suprema. El Consejo de la Magistratura ya aprobó el traslado y Macri lo confirmó este mismo jueves con un decreto. El tercero de los sillones vacíos es el que dejó Horacio Cattani, que renunció por motivos de salud a principio de año. El cuarto es el que pertenecía a Gabriel Cavallo, vacante hace 10 años.
Así las cosas, Macri ya propuso Mariano Llorens para integrar la Sala I junto a Bruglia. Su pliego está en el Senado, a merced de las negociaciones entre el Gobierno y el siempre-oficialista Miguel Ángel Pichetto. Los otros espacios quedan disponibles. Y Macri, al igual que en cada resquicio del Estado, pretende ocuparlo con tropa propia. Una Cámara Federal amarilla.
Que se vaya
Desde el Ministerio de Justicia confirmaron a El Destape que Macri le aceptará la renuncia a Ballestero. Esto significa que el juez saldrá de Comodoro Py casi sin rasguños políticos, aunque en el medio de una licencia médica justificada por los problemas crónicos de corazón que tuvo Ballestero. Con la aceptación de su renuncia, Ballestero evitará las investigaciones en el Consejo de la Magistratura auspiciadas por el Grupo Claríny un eventual juicio político como el que destituyó a su colega Eduardo Freiler.
Una lectura de la decisión de aceptarle la renuncia es que el único objetivo del Gobierno era la salida de Ballestero y no una cuestión justiciera vinculada a su patrimonio. El antecedente más cercano es el de Norberto Oyarbide, de conocida permeabilidad, al cuál Macri le aceptó la renuncia en lugar de someterlo a una investigación. No interesa la verdad, sólo los cargos en Comodoro Py.
Pati
Quienes conocen al juez Ballestero lo llaman Pati. Con su renuncia, cierra una larga carrera judicial, que arrancó en 1975 y en la que, según su currículum, recorrió todo el escalafón judicial. Tuvo un breve paso como fiscal federal en 1992 pero al año siguiente fue designado al frente del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N 2 y en 2008 ascendió a camarista. Lleva más de dos décadas en Comodoro Py. Conoce, por ende, el lobby del oficio.
Por su escritorio pasaron causas de enorme repercusión. Vale recordar una, dada la coincidencia con la actualidad. El juez Ballestero fue quien procesó por el Megacanje a Fernando De La Rúa, Domingo Cavallo y a su equipo, entre los que estaba el actual titular del Banco Central Federico Sturzenegger. Una casualidad, presentó su renuncia justo cuando vuelven a aplicarse medidas similares.
En los últimos años del kirchnerismo Ballestero fue el péndulo de la Sala I. En el caso Papel Prensa votó junto a Farah a favor de la impunidad de Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto y compañía. En su voto, Ballestero daba todos los argumentos por los que habría que llamarlos a indagatoria pero luego decía que había que investigar un poco más. Clarín le soltó pronto la mano. Pudo más, en este contexto, el ensañamiento con el kirchnerismo que el agradecimiento por un salvataje en la causa en la cuál el propio Magnetto le reconoció al periodista Martín Sivak que de no mediar el sospechoso cambio en la declaración de uno de los testigos, Isidoro Graiver, hubiera terminado preso.
Por otro lado, cuando le tocó intervenir en la insólita denuncia del fallecido fiscal Natalio Alberto Nisman, Pati Ballestero se alineó con Freiler. Las dos veces que intervino repitió lo obvio: que no había ningún delito en las casi 300 páginas que garabateó Nisman.
El caso que catapultó su salida fue el de los dueños del Grupo Indalo, donde votó junto a Farah por su liberación. Macri criticó públicamente el fallo. No era para menos. En su voto, Ballestero le dejó un mensaje. A Lopez y De Sousa se los encarceló en el marco de una causa por una deuda multimillonaria con el Estado. “Si el encierro cautelar fuera el modo adecuado de tutelar las acreencias del Estado, no puedo imaginar cuántos otros empresarios deberían estar acompañando hoy, sin juicios de por medio, a Cristóbal López y Carlos de Sousa. No se necesitaría otra cosa que hacer un repaso por los más voluminosos procesos que transitan en sede comercial. Pero es evidente que la suerte no les sonríe a todos por igual...”, escribió Ballestero. La alusión a la gigantesca deuda de la familia Macri con el Estado por el canon de Correo Argentino fue obvia.
Fanático de River, Pati Ballestero integra al día de hoy el Tribunal de Disciplina de la AFA, donde se tejen relaciones que luego repercuten en las arenas judiciales. El presidente del Tribunal es el escribano Fernando Mitjans. El vicepresidente Sergio Fernández, que en lo formal es juez en lo Contencioso Administrativo pero en lo real es hermano del operador judicial siempre-oficialista Javier Fernández.