La Policía de la Ciudad de Buenos Aires reprime a manifestantes no identificados y encapuchados que comenzaron a tirar los vallados de los dos extremos de la plaza en la previa a la sesión que tenía previsto abordar el debate por la reforma previsional.
Además, los efectivos armaron un cordón con escudos y lanzaron agua desde camiones hidrantes, además de bombas de estruendo para disipar a los manifestantes.
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Desde el peronismo, asegura que se trata de infiltrados. Los incidentes tenían lugar sobre la avenida Rivadavia, metros antes de la avenida Callao, a menos de una cuadra del Congreso.
El Congreso intenta aprobar en este marco el ajuste a los jubilados. Por eso, la Policía de la Ciudad dispuso un muy fuerte operativo de seguridad, tras la represión de Gendarmería en la que 44 personas fueron detenidas, muchas de ellas sin siquiera participar de la manifestación.
El Gobierno confía en poder sesionar
El oficialismo sigue de cerca el debate en el Congreso por la reforma previsional y confiaba en que se logrará sancionar la ley, pese a los violentos incidentes que se registraban en la zona entre militantes de diferentes agrupaciones y la Policía de la Ciudad.
En el recinto están presentes el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, quienes se reunieron temprano con varios gobernadores. El Gobierno confía que la sesión va a poder continuar, pese a los disturbios que hay en los alrededores del lugar y el pedido de algunos diputados de la oposición de que se levante el tratamiento del proyecto.
Según indicaron fuentes oficiales, los conflictos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad dejaron hasta el momento cuatro efectivos policiales y seis civiles con diferentes tipo de traumatismos.