Por Fernando Cibeira
Especial para El Destape
Cambiar para no morir, es la premisa que por estos días va ganando terreno en las filas del vapuleado Frente Amplio Unen. Del 20 por ciento de adhesiones que cosechaban cuando se constituyó, apenas ocho meses atrás, hoy ninguno de sus candidatos llega a los dos dígitos, lo que da para un estudio acerca de cómo se puede hacer todo mal en política. Para revertir esta tendencia, en el encuentro que tuvieron esta semana en la Costa Atlántica, los principales referentes empezaron a darle vuelta a la idea de evitar confrontar en las PASO y lanzar desde ahora la fórmula conjunta Julio Cobos-Hermes Binner. Algunos radicales, siempre puntillosos con su burocracia interna, adelantan que toda decisión quedará supeditada a la Convención Nacional que se reunirá en marzo en Entre Ríos, pero la idea está instalada.
Ricardo Alfonsín tiene dos años más de mandato como diputado y cuenta con la ventaja, en esta ocasión, de estar fuera de la discusión electoral para poder sugerir la mejor estrategia. En 2011 fue candidato a presidente y aquella movida de haber llevado a Francisco de Narváez como candidato a gobernador bonaerense lo coloca en la posición de quien se quemó con leche, ve una vaca y llora. La vaca, en este caso, es la alternativa de una alianza electoral con el PRO que impulsan Elisa Carrió y Ernesto Sanz y la debacle del FA-Unen (o FAP o Fapro o la denominación que elijan esta vez) residual, ya sin ninguna posibilidad electoral.
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El alfonsinismo, que quedó posicionado como la línea "progresista" dentro de la UCR, planteó en Mar del Plata lanzar ya la fórmula, dado el nivel de coincidencias que vienen mostrando Cobos y Binner en público. El primero, hasta hace no mucho, era más ambiguo respecto a un posible acuerdo con Macri y, también, con Sergio Massa, con quien llegó a sacarse unas fotos con Mendoza. Pero desde hace unas semanas viró, y ahora coincide con el dirigente socialista en el rechazo a todo alianza que desdibuje el perfil del FA-Unen, que imaginan de centroizquierda. Los dos hablan cada vez más parecido.
Un detalle a saldar es cómo será la fórmula presidencial: claro que para los radicales la estrategia debe ser Cobos-Binner y para los socialistas Binner-Cobos. Las encuestas los muestran parejos. Hay que esperar a ver qué efectos tendrá para el dirigente socialista haberse sumado ya pasados los 70 a la lista de los candidatos con una mujer linda y joven, tal vez la mayor sorpresa que arrojó la reunión marplatense. La relación no es nueva pero, habrá que pensar que por cuestiones de marketing electoral, Binner decidió blanquearla allí, durante una entrevista. De todas maneras, los radicales imaginan que por una cuestión de peso partidario los socialistas terminarán accediendo a facilitarles el primer lugar en la fórmula, en los términos de una negociación que mejore sus expectativas en las listas de legisladores.
Y si de cerrar bien negociaciones se trata, la muestra de cómo hacerlo la tienen en la Ciudad de Buenos Aires en donde el pragmático Martín Lousteau logró en un acuerdo relámpago que lo acompañe como candidato a vicejefe el "lilito" Fernando Sánchez y como primer legislador porteño el socialista Roy Cortina, supuestamente con posiciones encontradas. Además, la semana que pasó compartió un acto con Julio Cobos, paradójicamente el autor y el sepulturero de la 125.
Lousteau es un buen candidato y su muñeca le está permitiendo encolumnar a todo el FA-Unen que suma –dejemos de lado a Pino Solanas, que sólo acepta lo que lo incluye- detrás de una lista muy competitiva para la Ciudad de Buenos Aires. Un batacazo en las elecciones porteñas de mitad de año, a no dudarlo, podría significar la tumba para las aspiraciones de Macri y una súbita resurrección para la alianza de los radicales. Es muy difícil, pero qué otra les queda.