Por Flavia Fiorio
Redacción El Destape
@fmfiorio
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"Buenos Aires, Ciudad Verde" es un lema que, desde que asumió el PRO en la Capital Federal ningún vecino porteño puede decir que no escuchó. Iniciativas como las ecobolsas, bicisendas para destrabar el tráfico y no contaminar y el pedido constante de separar los residuos para fomentar el reciclado hacen quedar a la gestión macrista como líder en temas ambientales. Sin embargo, ¿desde el gobierno de Mauricio Macri realmente lo priorizan?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), debería haber entre 10 y 15 metros cuadrados de espacio verde por persona pero América latina está lejos de dicho porcentaje ya que el 80% de la población vive en ciudades. Además, Buenos Aires es la segunda peor capital en Latinoamérica en este sentido, sólo superada por Lima, en Perú, ya que de estos 15 metros cuadrados de espacio verde por persona en la Capital sólo hay 6,2 metros cuadrados por habitante, según datos del gobierno porteño (aunque desde el Observatorio del Derecho a la Ciudad creen que hay aún menos: 3,20). Ahora bien, ¿qué hace el PRO para saciar este faltante?
A mediados del año pasado, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, anunció un programa para amortiguar el cambio climático que incluye construir 78 plazas nuevas en los próximos 20 años y el ministro de Desarrollo Urbano, Daniel Chaín, explicó que todavía no están definidas las ubicaciones de cada espacio verde pero que se buscará que cada porteño tenga uno a menos de 350 metros de su vivienda o de su trabajo.
Medio año después de estos anuncios, la ciudad de Buenos Aires parece tener otra realidad: mientras las 78 nuevas plazas que se iban a crear no están a la vista de ningún vecino, crecen los negociados con la empresa IRSA para construir shoppings como el de Caballito (frenado hace cuatro años en la Legislatura) y Distrito Arcos y avanzan las iniciativas que quitan espacios verdes como los bares en las plazas, los metrobuses que costaron cientos de árboles o las concesiones a privadas de predios destinados a espacios verdes como por ejemplo sucedió en la Costanera Norte -donde el macrismo lanzó una licitación que pondrá en regla a boliches y restaurantes que funcionan allí de manera ilegal-.
Pablo Ferreyra, militante de Seamos Libres y legislador de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dialogó con El Destape y aseguró: "La escasez de espacios verdes se ve agravada por la política del gobierno de la Ciudad, que hace vista gorda a la problemática para garantizar el negocio de las grandes construcciones como los reiterados intentos del PRO de permitir a la empresa IRSA los mega emprendimientos, como el Shopping en el barrio de Caballito".
Por su parte, Juan Carlos Villalonga, ex líder de Greenpeace y actual presidente de la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad, explicó a este medio que "si bien hay que recuperar los espacios verdes, no hay un principio rector que diga que todo espacio vacío debe ser utilizado con ese fin: hay que tener en cuenta la necesidad de cada barrio. Por ejemplo, en Palermo los vecinos pedían un shopping como el Distrito Arcos porque había mucha inseguridad y con esta construcción sienten que pueden volver a pasar por la zona" y agregó: "Yo quiero revertir el puesto de Buenos Aires en el ránking de la OMS pero no siempre se puede crear estos espacios: cuando un gobierno relocaliza a personas en situación de calle, por ejemplo, no está creando plazas o lugares verdes pero está haciendo un bien".
Hernán Rossi, diputado por UNEN en la ciudad de Buenos Aires, acusó de cínica a la administración que lidera Macri: "Yo no he visto que el PRO crease viviendas en ningún espacio físico libre en el ámbito de la Ciudad en donde se podría haber construido una plaza. Si hay algo deficitario en este gobierno, es la política habitacional" y agregó que no cree en el plan a 20 años ni en las políticas ambientales del Ejecutivo: "Hay que priorizar el espacio público: hay tensión entre espacios verdes e intereses económicos (como el Shopping de Caballito, el microestadio en Balvanera, en zonas donde justamente hacen falta espacios verdes) y uno ve que el PRO habla de políticas ambientales pero las medidas concretas van en otro sentido. Macri se saca una muy mala nota en estos temas y trata de cubrirlo con medidas vinculadas al marketing. En el PRO está todo vinculado a los negocios inmobiliarios y a los negocios en general. El Estado tiene que planificar en función del interés general, no en políticas empresariales pero ellos sin duda no creen lo mismo".
Félix Carbonari, miembro del Observatorio del Derecho a la Ciudad, matiza la situación y dice: "Varios creen que lo que se hace es un maquillaje verde, yo no me animaría a decir eso pero sí claramente que sus políticas ambientales se dan con límites claros: uno es que no pueden complicar al mercado inmobiliario y el otro es que no pueden complicar a las concesiones y empresas contratistas que ya funcionan en la Ciudad". En declaraciones a El Destape, agregó: "El espacio verde de la Ciudad, del 2013 al 2014, no sólo no creció sino que se redujo: perdieron 120 hectáreas en la zona sur, Parque Roca e Indoamericano porque se lo dieron a distintas concesiones como la creación del centro de transbordo que consumió hectáreas del parque Roca".
Mientras tanto, en un año electoral en el que el macrismo utilizará al slogan "Ciudad verde" como uno de sus ejes de campaña, aumentan las concesiones a privados, los proyectos de bares en las plazas, crecen las alianzas con IRSA para construir shoppings y hay cada vez más cemento amarillo y menos espacios verdes.