El gobierno de Mauricio Macri se va con una consigna repetida entre los distintos economistas: Cambiemos rompió todos los libros económicos. La teoría neoliberal que signó a la gestión macrista sostenía que dejando de emitir dinero, la inflación iba a bajar y los salarios se acomodarían en favor de los trabajadores.
"Se termina la maquinita de imprimir billetes del Banco Central", afirmaban los equipos técnicos cuando asumieron las riendas de Hacienda y Finanzas. Sin embargo, Macri terminará su mandato fracasando en sus dos objetivos: la inflación acumulada en cuatro años será del 246,3% y el BCRA ya acumuló cuatro transferencias por un total de $170.000 millones en los últimos diez días.
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Producto del descontrol cambiario -pasó de $ 9 a $ 62- la inflación promedio entre 2015 y 2019 fue del 40,4%. Los salarios se licuaron de manera total en 2018 y 2019 con la explosión de la crisis. La megadevaluación generó que el dólar salte primero de $ 20 a $ 40, y en 2019 a más de $ 60.
¿Cuál fue la consecuencia de la disparada de los precios y el desplome del poder adquisitivo?
Según el último informe de la Universidad Católica Argentina (UCA), al tercer trimestre de este año el 32,1% de los hogares y el 40,8% de las personas se encuentran afectados por la pobreza. El documento alertó por la profundización de la crisis en los sectores más vulnerables: los niños y los ancianos.
Estos números implican que 16 millones de argentinos viven en la pobreza y 3,6 millones en la indigencia. La cifra resulta más alarmante si se tiene en cuenta que el 59,5% de los niños y adolescentes están comprendidos en la pobreza, con lo que son unos siete millones de hogares de este grupo etario castigados.
El informe subrayó que después de 2017 se registró un aumento importante en la tasa de pobreza de los segmentos de clase media no profesional: del 4,9% a 14,2%. La pobreza también afecta más a los niños y adolescentes de 0-17 años y a los jóvenes de 18 a 29 años, y en menor medida a la población de 60 años y más.