Una nueva víctima se suma a la lista de mujeres muertas por la desidia estatal y la falta de acceso a la salud sexual y reproductiva: la niña de 13 años de la comunidad wichi que se encontraba grave en Chacotras una cesárea de emergencia, finalmente, falleció. Su cuerpo no resistió el avanzado cuadro de desnutrición crónica que padecía, sumado a anemia, neumonía y el desgaste que le provocó gestar durante siete meses al bebé que también murió, horas después de nacer.
La nena había ingresado el viernes al hospital Perrando luego de ser trasladada desde el Castelli, el más cercano a El Sauzal, la localidad de El Impenetrable donde vivía. Este centro de salud está a unos 210 kilómetros del paraje en el que residía junto a su novio de 19 años. El Perrando, en tanto, está localizado a otros 265 kilómetros desde el Castelli, en la ciudad de Resistencia.
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La niña, al llegar al centro de salud, ni siquiera sabía que estaba embarazada y, a pesar de que su condición aplicaba para un procedimiento de aborto legal (ya que corría riesgo su salud y su vida, y el embarazo fue producto de abusos), no tuvo acceso esa posibilidad.
El fallecimiento fue registrado en el último parte médico, a las 15:30 de este miércoles. La lamentable noticia la dio Liliana Ensisa, médica pediatra del Perrando y coordinadora provincial de salud integral en la adolescencia, en una nota radial al programa Pasaron Cosas de Radio B.
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“El estado era de gravedad, un fallo multiorgánico a partir de una infección respiratoria, sumado a su estado de gestación”, confirmó Ensisa. Además, aclaró que el martes “se decidió suspender la gestación ya que corría riesgo la vitalidad fetal y la materna”, y el bebé, que pesó 1300 gramos con 30 semanas de gestación murió por “una infección connatal”.
“Es una nena que estaba fuera de varios estamentos del estado, porque era prácticamente analfabeta y no asistía a la escuela. La alerta desde Educación no existió porque no estaba incluida en el sistema”, reconoció Ensisa.
Pero este no es el único factor a considerar: la niña, además de verse imposibilitada de tener educación, vivía en un lugar donde sólo había médicos, con suerte, cada dos semanas. “En esa localidad hay un centro de salud donde no está un médico permanentemente, sino que la visita cada 15 días. Son parajes muy alejados de las localidades cabecera. A veces eso está dilatado por las condiciones climáticas”, explicó.
En este contexto, la médica explicó que “la mortalidad materna en Chaco es una de las más altas del país”, a pesar de que han habido algunos avances en el último tiempo. Sobre todo, El Impenetrable es la zona más difícil a la hora de revertir los números. En 2017, recordó, también hubo un caso de una niña wichi de 10 años de con un embarazo, y durante todo el año pasado hubo “183 nacidos de mujeres menores de 15 años”. Hace tres años, sin embargo, fueron 343, contó.