Hubo una película que en 1991 cambió la forma de mirar road movies: Thelma y Louise. La historia contaba la vida de dos mujeres que unidas por las circunstancias (y por un asesinato) se ven obligadas a escapar de la policía. De manera instantánea, el largometraje de Ridley Scott modificó por completo el esquema de planteo de estos filmes que, hasta esa fecha, eran los más evitados por los cineastas. La aventura frenética y desopilante de las protagonistas no tardó en adquirir el rótulo de "culto" y los homenajes no mermaron. El dramaturgo Gonzalo Quintana capta la esencia de Scott, creando un universo de venganzas y amores no correspondidos peligroso, desenfrenado, chúcaro. Las amigas sean unidas, porque esa es la ley primera. Si entre ellas se pelean las devoran los de afuera.
Chaco arde se pronuncia como un melodrama musical queer y narra la historia de dos amigas inseparables, víctimas de bullying durante la secundaria, que ven la posibilidad de cobrarselas a quiénes las acosaron. Se va a celebrar un reencuentro de la promoción del '97 y ellas no están invitadas. La ira las enceguece y, capaces de todo, roban un auto y viajan a Chaco, a arruinar la velada. Si no hay amor para todes, que no haya nada. Hasta acá, el argumento homenajea la famosa cinta mencionada y no ofrece ninguna sorpresa adicional. Hasta que la palabra "musical" entra en escena, ahí arranca el verdadero hallazgo narrativo. En Chaco arde la música no es un complemento, es parte del todo y realmente se luce como tal.
Gonzalo Quintana es un dramaturgo al cual se le debe prestar atención por la calidad de piezas que decide presentar en escena. En Chaco arde el desafío es múltiple: por un lado es necesario contar con una trama atractiva que seduzca y por otra parte es necesario que los artistas tengan buena comunicación y así exprimir lo mejor de cada gag, que aquí abundan. Los obstáculos los sortea con talento y calidad; la elección acertada de la dupla de intérpretes no hace sino confirmar la solidez de apuesta.
Chaco arde cumple lo que anticipa y brinda algunas sorpresas a los más escépticos, gracias a la riqueza y modernidad que esconde la prosa. Una verdadera montaña rusa emocional. Una vez que arranca, difícilmente frene.
- Chaco arde.
- Nuestra opinión: Muy buena.
- Dirección: Gonzalo Quintana.
- Actúan: Belén Amada y Micaela Fariña.
- Los días viernes a las 23 horas, en El Método Kairos (El Salvador 4530)