La fenomenal fuga de capitales y la falta de divisas que generó el gobierno de Mauricio Macri derivó en la implementación de un monstruo demonizado por el propio Cambiemos: el cepo cambiario. Con un esquema restrictivo mayor al de la etapa kirchnerista, el mandatario electo, Alberto Fernández, deberá afrontar una economía muy limitada y no se espera una salida instantánea, sino que es probable que haya limitaciones a la compra de dólares por mucho tiempo.
Durante su gira por México, Fernández ofreció una conferencia de prensa donde aclaró que "el 10 de diciembre no es una fecha mágica", luego de ser consultado por la continuidad del programa restrictivo. Claro, con el peronismo en la Casa Rosada, Argentina seguirá con escasos dólares, asfixiado por una deuda que en estos términos se torna impagable y con un Banco Central (BCRA) debilitado.
Tras la fuerte devaluación del peso y el derrumbe de todos los activos argentinas ocurridos tras las PASO, Macri firmó un decreto de necesidad y urgencia para retornar al control de cambios: se fijó un límite de U$S 10.000 mensuales por persona para la compra de divisas. Sin embargo,tras los comicios presidenciales del 27 de octubre, el BCRA endureció el cepo y el tope se redujo U$S 200.
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No convencido con eso, el Central fijó a U$S 50 el máximo para los adelantos en efectivo con tarjetas de crédito desde el exterior. Estableció en ese monto el tope por operación que podrán sacar de los cajeros automáticos los turistas afuera de Argentina.
En diálogo con El Destape, el economista Alejandro Roba aseguró que el dólar “no está atrasado” y que el Gobierno “no lo puede sostener porque el BCRA no tiene poder de fuego”. Asimismo, aseguró que para romper con el esquema de restricciones “se tiene que reconstituir la capacidad regulatoria, la consistencia financiera y la monetaria, además de regir la salida y entrada de capitales”.
Sobre la cotización del tipo de cambio, Robba adelantó que la salida de pesos provenientes del desarme de las Letras de Liquidez (Leliq) podría “estirar la brecha del blue con el oficial para fin de mes”. Para el coordinador de la licenciatura en Economía de la Universidad Nacional de Moreno, esos pesos tiene que apuntar a recomponer la matriz productiva y deben dirigirse a la compra de bienes durables.
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Sin reservas
De acuerdo a la consultora PxQ, que dirige el ex viceministro de Economía, Emmanuel Álvarez Agis, quien asuma la conducción de la autoridad monetaria dispondrá de U$S 42.637 millones, de los cuales apenas U$S 11.537 millones estarán disponibles para hacer frente a la demanda de divisas.
La última cifra representa una estimación optimista de las reservas netas. En un escenario pesimista, las reservas que heredará alcanzarán los U$S 37.506 millones, mientras que los activos netos llegarán U$S 10.389 millones.
El director de la consultora MyR Asociados, Gustavo Marangoni, anticipó a este medio que el cepo seguirá “por un tiempo prudencial”. En esa línea, aseguró: “Un bien escaso hay que racionarlo con prioridades. El Central no los tiene, y los que tenga deben ser destinados para aquellos que paguen importaciones. De esta manera se puede apuntalar a una recuperación”.
“En el futuro, superar los controles cambiarios dependerá de la velocidad en que se renegocie la deuda con el Fondo y la consecuente caída del riesgo país. Las tasas internacionales están bajas y Argentina podría volver al mercado de crédito para abastecerse”, detalló.
Según los últimos datos oficiales, las reservas internacionales son U$S 43.336 millones, por lo que volvieron a niveles de hace 2 años y 10 meses atrás (enero de 2017). Desde el pico del 10 de abril, se desplomaron en U$S 34.373 millones.
En ese contexto, la posibilidad de liberar el cepo parece suicida. Ante el faltante de dólares, también resta saber los términos en los que el nuevo gobierno renegociará la deuda contraída con el FMI. Bajo las condiciones actuales, Argentina debería desembolsar U$S 44.000 millones en los próximos dos años. Una tarea imposible.
Lo cierto es que el propio Fernández remarcó en campaña que el llamado "cepo" es un escollo para el desarrollo de la economía. Allá por el mes de julio, analizó que establecer este tipo de medidas "es como poner una piedra en una puerta giratoria, seguramente trabás la salida pero indefectiblemente también la entrada. Evitas que los dólares salgan pero no entran".
La duda recae en saber el plazo para que el nuevo presidente tenga las armas necesarias para volver a controlar al billete verde y el país pueda salir del esquema restrictivo.