La investigación por la muerte violenta del fiscal Alberto Nisman entró en una compleja etapa. Los especialistas no se ponen de acuerdo y, por ende, mucho menos se podrá clarificar rápidamente la situación en el expediente. Si bien cada parte, muy probablemente, ya tenga su idea formada de lo que, para ellos, pudo haber pasado, la fiscal Viviana Fein aún no se decidió por una u otra opción, por lo que la calificación sigue siendo "muerte dudosa", o sea aún no tiene los suficientes elementos probatorios como para decidir si fue un suicidio, un accidente o un homicidio.
Para la querella, a partir de los estudios periciales y de las imágenes de la causa, no hay dudas de que el disparo no fue efectuado por el fiscal Nisman y, además, para ellos pudo haber ocurrido cuando en el departamento de la Torre Le Parc se encontraba Diego Lagomarsino, el especialista en informática que es el dueño de la pistola calibre 22. También la querellante, la jueza Sandra Arroyo Salgado, fue la primera testigo que introdujo en el expediente la información de una cuenta secreta en EEUU a la que también tenía acceso el imputado Lagomarsino, aportando de esta manera un presunto móvil: el dinero.
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Pero los otros peritos, los oficiales de la Corte, dicen todo lo contrario. No hablan de suicidio, pero tampoco vieron ninguna huella de la presencia de una segunda persona en el baño del departamento del piso 13 al momento del disparo. Además, opinaron que la data de muerte se ubica el domingo 18 enero y no el sábado 17, lo que dejaría lejos de la escena a Lagomarsino.
La junta médica fue convocada por la fiscal Fein para el 30 de marzo. Varios días después, posiblemente a mitad de abril, tendrán que elevarle a la magistrada el informe final. Pero no necesariamente será uno sólo, cada parte hará el suyo.
Lo cierto es que la definición de la causa se dilata cada vez más.
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