Por Ezequiel Orlando
Redacción El Destape
@ZetaOrlando
Quilmes, Budweiser, Brahma, Patagonia, Stella Artois, Liberty, todas opciones distintas para comenzar una salida. Cada una apunta a un segmento diferente de los mayores de 18. Pero lo que está armado para parecer un mundo de alternativas se limita a sólo dos empresas multinacionales que concentran casi la totalidad del mercado de la cerveza argentina y por eso aumentaron los precios 40% en el último año, por encima de la inflación proyectada por consultoras privadas.
Como ocurre en otros mercados oligopólicos, los precios del cervecero los deciden dos titanes que sacían el 78,5% de la demanda. Pero de las multimillonarias marcas que se conocen en Argentina sólo un manojo no pertenece a la que maneja a la más vendida: Quilmes.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Con ese poder de mercado, la corporación se pudo dar el lujo de aumentar los precios de sus productos más rentables un 40%, de acuerdo a relevamientos selectivos en algunas zonas de la Ciudad de Buenos Aires realizados por El Destape. Esta variación se ubica por debajo de previsiones de inflación privadas.
La distribución de la torta
Quilmes fue fundada en 1888 por un inmigrante alemán en la localidad del conurbano a la que le tomó el nombre. En 2002, bastante después de su centenario, fue vendida de a partes a la brasileña Ambev, que en su cartera tiene a la también conocida Brahma. La casa matriz fue más tarde adquirida por la belga que creó Stella Artois y crearon Inbev, para ser comprada en 2008 por Anheuser-Bush, que lidera el mercado estadounidense con su marca estrella Budweiser. Después de todas estas fusiones el gigante cervecero se llama AB Inbev y maneja el 25% de la torta mundial.
La cartera de número uno en Argentina es de la más variada. Para los sectores populares tiene su caballo infalible y que mayor rotación posee, Quilmes. Para mayor poder adquisitivo les presenta Stella Artois y (recientemente) Corona. Para todos los consumidores que no se conforman con esas y piensan que compran alternativas, les despliega sus marcas menos valiosas pero no poco importantes: Brahma, Andes, Patagonia, Iguana y Norte. Las embotella en sus pocas pero poderosas plantas que adquirió en las fusiones.
Pero no se limita a esas, también es la encargada de gerenciar los productos de Pepsico en Argentina, que incluyen todas las gaseosas y bebidas de Pepsi y Gatorade además de los alimentos envasados como Lays.
Y como si fuera poco, tiene los derechos de otras cervezas que manufactura su supuesta competencia, Compañía Cervecerías Unidas (CCU), que posee como propia a Isenbeck y regentea Heineken. Budweiser, Palermo e Imperial son marcas que la dueña de Quilmes le alquila a esta empresa chilena para intentar simular su virtual monopolio.
Entre las dos multinacionales manejan casi el 100% del mercado argentino. Sólo un pequeño porcentaje se lo dejan a la cerveza artesanal, aunque es un segmento que AB-Inbev encaró para minar con su flamante Patagonia. La concentración para ganarle a la competencia y manipular precios, su método predilecto.