En breve se sabrá cómo resultó el experimento de Mauricio Macri de cambiar su discurso de un día para el otro con la intención de captar al electorado indeciso antes de las primarias. Desde el domingo pasado, el candidato presidencial del PRO no para de dar explicaciones sobre el giro, lo cual para algunos analistas es muy malo porque terminó por desdibujar su perfil como principal referente opositor, mientras que otros evalúan que no es tan perjudicial porque le permitió ganar protagonismo y que todo el mundo hable de él.
Se trata de algo con pocos o ningún antecedente en la política argentina: un ensayo de probeta, basado en el resultado de encuestas, que puede convertir al asesor ecuatoriano Jaime Durán Barba en genio o en chanta, difícil imaginar algo intermedio.
Está claro que Macri confía ciegamente en las recomendaciones de su asesor. Hasta ahora, sus consejos le sirvieron para ser dos veces jefes de gobierno e instalarse en las grandes ligas de la política, pero la receta ahora muestra sus limitaciones. Para peor, esa insistencia en tomar decisiones sólo con su asesor y algún integrante de su círculo íntimo dejó heridos entre los políticos de más trayectoria del PRO que muestran su enojo. Por ahora, sólo en privado. "De tanto criticar al kirchnerismo, a veces terminamos adoptando sus mismos vicios", explicaba con ironía un dirigente macrista de la primera hora que está entre los quejosos por cómo se vienen manejando algunas cosas dentro de la fuerza amarilla.
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Primero, la decisión de entronizar a Horacio Rodríguez Larreta como sucesor en la jefatura de gobierno porteña contra viento y marea, pese a que Gabriela Michetti venía mejor posicionada. A Macri le salió bien en la primaria, pero después le costó sufrir lo impensado en el ballotage contra Martín Lousteau. Segundo, armar una fórmula presidencial exclusivamente macrista cuando algunos evaluaban la conveniencia de hacer un guiño al electorado peronista sumando a Carlos Reutemann o sumar al radicalismo –con Ernesto Sanz-. Macri, de nuevo siguiendo las recomendaciones de Durán Barba, optó por Michetti, que no sólo es del PRO sino también una bonaerense convertida en dirigente porteña, igual que el jefe de gobierno. La última decisión: el sorpresivo cambio de discurso sobre las políticas oficiales, presentado todo junto la noche que se suponía tenía que ser de festejo y de lanzamiento de campaña. A los dirigentes del PRO los argumentos para justificar la voltereta les llegaron en un mail redactado por Durán Barba y Marcos Peña. A favor hay que decir que todos repitieron el libreto casi palabra por palabra.
El gurú ecuatoriano se explayó sobre su filosofía en una relajada charla con supuestos "intelectuales macristas" en un bar ubicado en un sótano en San Telmo. El legislador Iván Petrella le armó una audiencia de unas 50 personas. Algunos periodistas le avisaron que si quería iban, pero que no pensaban votar a Macri ni siquiera en un ballotage. Fueron aceptados igual. Lo que Durán Barba dijo ahí dejó a todos azorados. Su convicción es que hay que hacer lo que indican las encuestas, nunca ir a contramano. Y como ahora las encuestas marcan que la imagen de Cristina Kirchner y de Daniel Scioli viene en subida, hay que adaptarse a eso. De ahí el cambio de discurso y la moderación de las críticas de parte de Macri. Las encuestas y los focus groups le aseguran que la gente está cansada de los partidos tradicionales, por eso la insistencia de mantenerse distante. Al final terminó por sorprender: comparó a Macri con Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa como un emergente que llega por afuera de las estructuras habituales.
Chávez, Morales y Correa no fueron justamente tres líderes que modificaran de discurso porque se los recomendara un asesor. En las próximas horas Durán Barba recibirá las encuestas que le dirán cómo recibió el electorado indeciso el cambio de marcha de su pupilo. "A Durán Barba lo contratan para ganar elecciones y está bien lo que hace. Hace una encuesta y da una recomendación. Pero lo que no termino de entender cómo le vamos a ganar a Cristina y a Scioli diciendo que lo que hicieron no está tan mal", reflexionaba el dirigente macrista, resignado a que sean las encuestas las que definan la estrategia partidaria.