“A fin de 2019 el país está listo para crecer. Sin magia, sin mentira, sin ficción”. Así comienza un memo con “ocho puntos sobre la economía” que hizo circular hoy el gobierno nacional entre sus dirigentes y a algunos periodistas para plantear el estado de situación que dicen haber dejado después de los cuatro años de mandato de Mauricio Macri. El documento plantea un escenario idílico, muy lejos de la realidad crítica de la sociedad argentina, y adjudica todos los problemas que hay a la herencia recibida en 2015. A continuación, repasamos los puntos más importantes.
En primer lugar, hace un repaso plagado de falsedades e inexactitudes del panorama económico que existía cuando Macri recibió el gobierno de parte de Cristina Fernández de Kirchner. En ese sentido, asegura entre otras cosas que el país en 2015 tenía una inflación “en ascenso” (en realidad durante los primeros diez meses de ese año esa estadística tenía una fuerte tendencia a la baja), que el desempleo era “mentiroso” (ahora es el doble) y que existía una “pobreza estructural altísima” (aumentó durante estos cuatro años en un cincuenta por ciento).
Según esta versión de lo hechos, “el punto de partida para 2020 es mucho más sano” y aunque “se crearon 1.250.000 puestos de trabajo” incluyendo “formales, informales y autónomos” asegura que el aumento de las cifras de desempleo se debe a que “hay más gente que busca trabajo”. También reconoce que “la inflación sigue alta” (en realidad es más del doble que entonces) pero destaca que “hay equilibrio fiscal primario” (no tiene en cuenta los siderales compromisos por intereses de la deuda) y “un tipo de cambio consecutivo” (una forma elegante de hablar de la devaluación del 500% en cuatro años).
A continuación, destaca avances en la infraestructura: “Llenamos Argentina de obras que potencian la competitividad” como “rutas, puertos, aeropuertos, gasoductos, trenes, energía, agua potable y cloacas”. Los datos oficiales llevan la contra a ese relato; el gasto en infraestructura no fue mayor durante los últimos cuatro años que en el período anterior. El documento también destaca la recuperación de la matriz energética: “Había que recorrer un camino pedregoso, como el de las tarifas, para volver a tener energía”. Curioso eufemismo para aumento que en casos alcanzó el 2000%.
El texto del gobierno reitera la mentira de que “la incertidumbre electoral interrumpió” una recuperación económica inminente y se lamenta por el cepo, por el que responsabiliza a la oposición: “Al principio de nuestra gestión pudimos levantar los controles cambiarios porque la gente mira al futuro para decidir hoy. Ahora los tuvimos que reponer, contra nuestra voluntad, porque esa misma gente tiene miedo a qué pueda pasar en el futuro”, asegura. La curiosa conclusión de este apartado es que “gracias al esfuerzo de los argentinos, hemos revertido la herencia de 2015”.
Para el gobierno, durante los últimos cuatro años, “Argentina tuvo una idea de largo plazo basada en reglas claras, estabilidad económica e inserción al mundo”. Por eso, aseguran, “a fines de 2019 las condiciones estructurales de la economía habrán mejorado sustancialmente”. En medio de la peor crisis diplomática con nuestro principal socio comercial en décadas no tiene empacho en anunciar “la tracción de Brasil como destino principal de las manufacturas comerciales” argentinas. También asegura que “el consumo privado también impulsará el crecimiento”. En fin.
En lo que respecta a inflación, dice que en este período se dieron “los pasos necesarios para empezar a ver una reducción sostenida”, sin aclarar que 2019 será el año de mayor incremento de precios desde la última hiperinflación. Después de los aumentos de todos estos años, asegura que “las tarifas ya valen casi lo mismo que lo que cuesta”. Y a pesar del cepo cambiario, más duro que el que regía al final del período kirchnerista, sostiene que “el dólar vale lo que se dice que vale”. Si no fuera trágico, podría ser material para un espectáculo cómico de stand up.