Cambiemos en la niebla: cruces internos y una crisis sin salida debilitan más al Gobierno

18 de mayo, 2019 | 09.39

La descomposición de la Alianza Cambiemos avanza vertiginosamente, produciendo un hedor que ya no es posible disimular y por el cual se cruzan acusaciones con el sólo objeto de eludir las responsabilidades propias, como en esas escenas picarescas adolescentes.

El apocalipsis de Carrió

La serie de construcciones y deconstrucciones que caracterizan el accionar de Elisa Carrió, empeñada en crear o sumarse a espacios políticos que hace implosionar cuando los abandona, no puede sorprendernos teniendo en cuenta los múltiples ejemplos que su carrera -subida a cualquier carro- pone de manifiesto.

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Preocupada por figurar en la escena nacional, cabe reconocerle la aptitud de saber ganar centímetros de diarios o minutos de radio y televisión apelando a cualquier recurso, sin guardar ningún reparo por los daños que provoca.

Quizás sea su visión apocalíptica de la vida imbuida por un misticismo de dudosa religiosidad, el alarde de una ética republicana que sólo ella se atribuye y la permanente -como cambiante- descalificación tanto de opositores como de los propios aliados, lo que la mueve a adoptar esa sinuosa e inconsistente conducta -que no resiste ningún archivo-.

Sin embargo, esas actitudes oportunistas suelen brindar señales claras de sus percepciones anticipatorias de derrumbes, como de sus habilidades para no quedar entre los escombros.

Marcos, el único que no se desmarca

El desbande amarillo es generalizado, como ya se advertía por la decisión de Gobernadores aliados de anticipar las elecciones locales y despegarlas de las nacionales, previendo la posibilidad de ser arrastrados por la derrota de la Alianza Cambiemos, cada vez más probable y esperable, particularmente si el candidato es Macri.

Algunos anuncian retiros académicos o a la actividad privada, que los distancien oportunamente de la arena -movediza- de la política, en la que se sumerge día a día el Gobierno. Otros, ponen en cuestión la conveniencia de la postulación del Presidente a un nuevo período o ya están especulando con un nuevo armado frentista esgrimiendo, eufemísticamente, la necesidad de ampliar la Alianza Pro.

El desgajamiento que se evidencia es brutal y hace presumir que sólo quedaran jirones en el camino, que difícilmente alguien los recoja y los lleve como bandera a la victoria.

Sumido en una creciente soledad, Marcos Peña se empeña en sostener a Mauricio –por una ostensible lealtad, a sí mismo- y apelando a argumentaciones que no resisten análisis, abusando de su confianza de estar munido de un blindaje inviolable y de una pétrea expresión facial. Un ejemplo de ello son sus declaraciones recientes, en las que adujo que un Presidente no puede someterse a las PASO para lanzarse como candidato, como si se tratara de un monarca y portador de un liderazgo indiscutido.

Lo que está a la vista es que no sólo nadie está dispuesto a acompañarlos hasta la puerta del cementerio, sino que ya son muchos los que ni siquiera asistirían al velatorio político de Cambiemos.

Un cacerolazo con poco ruido y muchas nueces

El Gobierno está llegando tarde y mal a todos los acontecimientos relevantes, imposibilitado de fijar la agenda política -ni siquiera con la ayuda de sus periodistas “no militantes”, simplemente mercenarios-, y se desespera por la consolidación de Cristina como centro indiscutible de ese universo. Que ni siquiera pueden desmentir sus encuestadores afines y, lo que es aún más grave, es un dato que se instala paulatinamente con más fuerza en el imaginario colectivo.

La Corte Suprema en una híbrida resolución dispuso que el TOF 2 (Tribunal Oral Federal) le remitiera la causa de la obra pública en Santa Cruz, cuyas audiencias comenzarían el próximo martes, para tratar los nueve recursos que interpusieran las defensas de los imputados (entre los cuales está Cristina Fernández) por denegación de justicia y grave afectación del derecho de defensa en juicio. La decisión no escapa de lo que procesalmente corresponde en casos semejantes, ante el riesgo de que una intervención tardía del Máximo Tribunal conlleve a la nulificación de lo actuado en un expediente engorroso y con tantos cuerpos (cada uno se compone de 200 fojas) que debió ser trasportado en varias carretillas al Palacio de Tribunales.

A los aspectos formales de rutina se sumaban otros de especial gravedad institucional, en tanto se juzga sobre la existencia de sobreprecios en la obra pública, en 55 obras y, tardíamente, se ha admitido peritar sólo sobre cinco casos y los dictámines periciales todavía no han sido completados. Es decir, se pretende dar inicio al debate oral sin contar con una prueba sustantiva y en buena medida determinante para dictar una sentencia condenatoria o absolutoria.

Sorprendidos otra vez, los adalides de la “independencia” de la Justicia se lanzaron -cual jauría- contra la cabeza del Poder Judicial, con invocaciones disparatadas e hipócritas que sólo causarían gracia sino fuera por todo lo que supone en orden a la supresión de garantías elementales de un Estado de Derecho.

El Jefe de Gabinete expresó que lo resuelto por la Corte “genera la percepción en mucha gente de que la impunidad se puede consagrar” y que en la Argentina “no hay más lugar para la impunidad”. Por su parte, Laura Alonso (titular de la Oficina de Anticorrupción selectiva), lo calificó como “una decisión alocada que busca impunidad”.

El mismo Presidente en una visita al Parque Ecoturísitco Iberá, en Corrientes, sostuvo: "Vinimos a poner este granito de arena, que esto sea reconocido y que no haya impunidad (…) Lo que todos queremos es eso, trabajo, no impunidad".

En ese contexto se alentó un “cacerolazo” al que se convocaba bajo la consigna #SinJusticiaNoHayRepública, que movilizó menos gente que la que podría concitar un homenaje a Jorge Rafael Videla, pero que los medios hegemónicos dotaron de una magnitud y de un ruido que las pocas cacerolas asomadas a los balcones de la Recoleta lejos estuvieron de producir.

La gimnasia cortesana que ya se había manifestado en unos confusos comunicados sacados a los apurones por el CIJ (Centro de Información Judicial), se transformó en un ejercicio propio de las Olimpíadas al desandar lo andado, sosteniendo ahora los Supremos que el pedir un expediente no implica la suspensión del trámite del respectivo juicio. Que además, podían sacar fotocopias y devolverlo al TOF2.

No hay precedentes de que el Alto Tribunal, en casos como el aquí referido, se desprenda del expediente original y se maneje con simples fotocopias para estudiar el tema puesto a su consideración, amén de las complicaciones prácticas de extraer miles de fotocopias para armar el expediente muleto. Más que retroceder sobre sus pasos la situación cabe ser descripta como recular en chancletas, desplazamiento por cierto complejo que hasta para magistrados que son avezados equilibristas los expone a un alto riesgo de hacer sapo.

Las idas y venidas de la Corte hacen recordar a uno de los personajes de Saborido y Capusotto, aquel ignoto compositor (Jaime de las Mercedes Cárdenas) que indican como quien fuera el primero al que se le encomendó musicalizar los versos de nuestro Himno Nacional. El que solía decir, ante el rechazo de cada una de sus propuestas: “No os gustó… tengo otra”.

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Una tragedia que no es inexorable

En diferentes sitios de internet puede leerse la reseña que indica, a “Gorilas en la niebla” (también llevado al cine), como uno de los libros más importantes jamás escritos sobre nuestra conexión con el mundo natural. Que es el fascinante relato del trabajo de Dian Fossey en una remota selva africana con el mayor de los grandes simios. Los extraordinarios esfuerzos de Fossey para asegurar el futuro de la selva tropical y sus gorilas. Aunque el trabajo de Fossey terminó trágicamente, Gorilas en la niebla sigue siendo un testimonio invaluable de uno de los estudios de campo más largos de primates y revela su pasión eterna para estos animales.

Bien podría parangonarse el trabajo de Fossey, aunque con una valoración diametralmente opuesta, con el rol cumplido por Christine Lagarde en el selvático paisaje generado por el Capital Financiero Internacional.

Pero en este caso el trágico final no se circunscribirá a los “primates”, sino que nos alcanzará a todos. En tanto no se lleve a la acción –positiva y mancomunada- la actitud opositora asumida por diferentes organizaciones políticas, sociales, sindicales y empresariales. Demostrando un verdadero compromiso patriótico que configure un punto de partida, no de llegada, para la implementación de un futuro Programa de Gobierno sustentado en acuerdos básicos que permita generar un masivo apoyo popular, para sacar al país del hediondo fangal institucional en el que se lo ha hundido en estos últimos tres años.

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