Limitado por la crisis fiscal, el ejecutivo brasileño admitió ayer podría aplicar recortes en uno de sus programas sociales emblemáticos, Mi Casa, Mi Vida, que construye y entrega viviendas de interés social con facilidades de financiación a familias de escasos recursos.
Con un déficit presupuestario previsto de 30.500 millones de reales (unos 8.700 millones de dólares) para 2016, el gobierno se ha comprometido a no tocar los fondos de sus planes de transferencia de renta, pero en el caso de la construcción de viviendas salió a hacer una salvedad, a través del ministro de la Comunicaciones, Ricardo Berzoini.