En su discurso como presidente de Brasil, Jair Bolsonaro reiteró su idea de “combatir la ideología de género”. Al día siguiente de su asunción la portada del diario O Estado de Sao Paulo remarcó que el nuevo presidente repetía su discurso de la campaña electoral. Esto quiere decir que si insiste con la expresión “ideología de género” es porque representa un elemento central de su política ya como presidente. Pero, ¿qué es la llamada “ideología de género”? ¿Por qué Bolsonaro la menciona una y otra vez? Para comprenderlo NODAL entrevistó a Sara Isabel Pérez, lingüista y Coordinadora del Programa de Acción Institucional para la Prevención de la Violencia de Género de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) Argentina.
El nuevo presidente de Brasil dijo que combatirá la “ideología de género”. ¿Existe la ideología de género?
La “ideología de género” es una construcción ideológica de los grupos fundamentalistas. Cuando el presidente de Brasil dice que viene a combatir la “ideología de género” está diciendo, en realidad, que viene a combatir la educación sexual integral, el matrimonio igualitario, los derechos de las mujeres, jóvenes y niñas, los avances en derechos sexuales y reproductivos, entre otros. La expresión “ideología de género” es una construcción ideológica en sí, que viene promoviendo la Iglesia católica” desde fines del siglo pasado. Es la expresión que han elegido para hacer referencia a todos los avances que hemos logrado desde los feminismos y la comunidad LGTBI hacia la igualdad de género. Y que surge como reacción a los avances logrados en la Conferencia de Población de El Cairo y la Plataforma de acción de Beijing (1995).
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En los últimos años, vemos con preocupación un resurgir de esta expresión, en particular en algunos grupos fundamentalistas católicos y también cristianos evangélicos. Y se ha convertido en el estandarte de grupos conservadores, que se oponen a la Educación Sexual Integral y los derechos sexuales y reproductivos en toda América Latina. Tienen fuerte presencia en las redes y participan activamente en la organización de marchas contra políticas públicas que promueven la igualdad de género. Fue el caso de la discusión sobre educación sexual en Perú, donde obtuvieron la renuncia de M. Martens en el Ministerio de Educación, en 2017, en Costa Rica, donde tuvieron fuerte incidencia en el proceso electoral o en Argentina, en la oposición a la legalización del aborto, en 2018.
¿Se asocia la llamada “ideología de género” al feminismo? ¿Son lo mismo?
La construcción discursiva e ideológica “ideología de género” en realidad se basa en una deformación de algunas de las reivindicaciones del denominado “feminismo radical”. Los grupos conservadores y fundamentalistas sostienen que el feminismo creó la “ideología de género”, que es un medio de atacar la familia y los valores de la sociedad. La base de su afirmación es que el feminismo habla de “género” e ignora la realidad natural del sexo, yendo de esa manera, según estos grupos, contra la realidad científica y natural de la diferencia sexual. Por eso insisten en los dos términos, “ideología”, que contraponen a ciencia, y “género” que contraponen a sexo biológico. El fondo de estos argumentos, que se han encargado de desarrollar en artículos, libros y conferencias que circulan por toda América Latina, es excluir de la educación primaria y secundaria todo conocimiento vinculado con los estereotipos de género que legitiman las desigualdades, la violencia de género y la discriminación, los derechos sexuales y reproductivos, entre otros. En síntesis, la “ideología de género” es el rótulo de un conjunto de afirmaciones que grupos fundamentalistas atribuyen al feminismo, en una operación retórica e ideológica que busca cuestionar y, en los hechos, frenar los avances conseguidos respecto de los derechos de las mujeres, jóvenes, niñas, niños y personas LGTB en la región.
Durante la campaña electoral hubo importantes movilizaciones de mujeres ¿Qué pedían? Hay un reclamo de las mujeres que atraviesa todos los países de América Latina.
El movimiento de mujeres de América Latina viene avanzando a paso firme, y de manera cada vez más visible. No es un fenómeno nuevo, desde luego. Pero su visibilidad es cada vez mayor, en particular en nuestra región. La movilización de las mujeres en Brasil, la masividad del movimiento #EleNão, expresó la clara conciencia de que un gobierno de Bolsonaro significa un retroceso en los derechos humanos, en general.
Los discursos de odio, durante la campaña, por ejemplo, generaron las condiciones de violencia simbólica que legitimaron luego acciones concretas, violentas, contra líderes feministas y de la comunidad LGTBI, como fue el conocido asesinato de la activista Marielle Franco. El feminismo, el movimiento de mujeres y la comunidad LGTBI, de la mano de distintas organizaciones sociales y políticas, ha logrado grandes avances en las últimas décadas, pero tiene una agenda pendiente muy importante todavía. Y observamos, en la región, con actitud vigilante y crítica que existe la posibilidad de retroceder en los derechos alcanzados.
Por su parte, los paros por el #8M, las marchas del movimiento Ni Una Menos y la lucha por aborto legal, seguro y gratuito en Argentina tuvieron también un fuerte impacto en América Latina. Es necesario destacar, sin embargo, que también lo tuvo la consigna “Salvemos las dos vidas”. Los grupos autodenominados “pro-vida” de la región se apropiaron de esta consigna, que reivindica “la vida de la madre y del ‘niño por nacer’”. De esta manera, salieron a responder a las defensoras del derecho a la interrupción del embarazo, quienes los acusaban de no preocuparse por la vida de las mujeres embarazadas. Así, los pañuelos verdes se convirtieron en un símbolo de la lucha de las mujeres en México, Chile y Colombia, entre otros, y los pañuelos celestes junto a la consigna “Salvemos las dos vidas” fueron apropiados por los grupos conservadores, “pro-vida” y “pro-familia” de esta parte del continente. Hoy, en América Latina, la igualdad de género es, sin dudas, uno de los ejes de discusión política y preocupación pública. La disputa por el sentido empieza desde el nombre: feminismos, derechos de las mujeres y personas LGTBI e igualdad de género vs “ideología de género”.