Por Lorena Hak
Redacción El Destape
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En julio de 2013 la bolsa de harina pasó de $120 a $400 por una brusca caída en la producción. Como consecuencia, se dispara el pan y su precio se duplica de un salto: pasó de $12 a $30. A fines de ese mes, se llega un acuerdo entre el Gobierno y las panaderías para obtener la bolsa de 50 kilos de harina "000" a $240, y el compromiso de vender el pan a $10. A más de un año de esa firma, en la cotización de hoy en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires el saco cuesta aún menos: $170. ¿Cuál es el argumento para no vender el pan entonces a $18 como pactó el secretario de Comercio a fines de marzo de este año con panaderos y molineros?
Para octubre de 2013, las panaderías llegaron a pagar hasta $420 la bolsa, y los comerciantes sostenían que ya no tenían chances de no trasladar el reajuste al consumidor. La consecuencia fue que el consumo de panificados cayó el año pasado un 20%, según advirtieron los propios panaderos. La alforja de harina acumulaba una suba de 150% a mitad del año pasado, mientras que el valor del kilo de pan había aumentado entre 20% y 25% en las panaderías de todo el país.
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A comienzos de junio del año pasado, y antes de que empezara a faltar el trigo, el precio de los 50 kilos era de $200. La industria molinera empezó a subir el valor de la harina hasta superar el 200% en el primer semestre de 2013. Sólo en junio, la harina acumulaba un aumento de casi un 30%. Esto llevó a que el valor del kilo de pan pase de los $9/12 a comienzos del año pasado, a los $15/18 de ese momento, y hoy se eleva hasta el rango de $24 a $26 el kilo en la Capital Federal. En la Provincia, el promedio no baja de los $20 el kilo. Y la harina representa, estiman los panaderos, entre el 35% y el 40% del costo del pan terminado.
Lo cierto es que con la voluntad de reducir el precio del pan en las góndolas, se bajó el valor de la bolsa en el acuerdo entre el Gobierno y los molineros –con Guillermo Moreno a la cabeza de la negociación-, luego de la suba que experimentó la harina de trigo ante la falta de oferta del cereal en el mercado por una caída en la producción.
A sabiendas de que se trata de un "cultivo sensible", el Gobierno promueve que la producción la movilicen las cooperativas de productores, y que no sea sólo una decisión de negocio independiente, para no pasar por crisis cíclicas de escasez de trigo. Sin embargo, la producción no logra un repunte.
De cara al futuro, el panorama no resulta alentador si se mira el lado productivo. Con las últimas tormentas ocurridas en gran parte de la Pampa Húmeda, y en especial en las zonas productivas bonaerenses (donde se destaca la producción de trigo), la evolución de los cultivos sigue teniendo serios problema, estiman los expertos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Además, se debe considerar que las altas temperaturas más la humedad generan la posibilidad de que aparezcan problemas de hongos, como ocurrió en la temporada 2012/13, con la consecuente gran cantidad de trigo fuera de estándar panadero, de acuerdo al informe semanal de la Bolsa de Cereales.
En cuanto a la situación del mercado, los precios continúan "manejados" a gusto de los compradores de la exportación y de la industria molinera, ya que al estar cerradas las exportaciones, el productor sólo puede vender al mercado interno. Los exportadores compran poco, y a precios bajos no coincidentes con la cotización internacional, poniendo sus condiciones en lo que respecta a la calidad comercial, condiciones de entrega y de pago.
Los molineros, por su parte, creen que no les va a faltar trigo durante todo el 2015. Esto está garantizado porque el Gobierno continúa sin abrir los registros de exportación. Estuvieron a punto de hacerlo por 1,5 millones de toneladas, pero frenaron el trámite al ver las complicaciones que vienen sufriendo los cultivos de trigo.