Anuncios de Cristina: la verdad sobre el acuerdo con China

11 de febrero, 2015 | 19.23

Por Ezequiel Orlando
Redacción El Destape
@ZetaOrlando

El acuerdo chino-argentino que se firmó la semana pasada no se circunscribe a la construcción de represas hidroeléctricas y el potenciamiento del sistema energético, aunque forman parte del núcleo del tratado. Las abultadas inversiones también busca impactar en la estructura económica, ya que el objetivo es producir localmente algunas importaciones, aumentar el nivel de empleo y recuperar la industria del ferrocarril.

La ventaja de China es que no compite Argentina en muchos rubros. De hecho, son economías complementarias, ya que la asiática supo desarrollar tecnología de punta necesaria para los proyectos donde el país contribuirá con el resto del proceso. Por lo tanto, el beneficio en este caso será mutuo.

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El Destape pudo acceder a los detalles del tratado firmado con Pekín. De acuerdo con las proyecciones oficiales, el desarrollo de las inversiones aumentarán el PBI en tres puntos porcentuales, acrecentarán la capacidad productiva en 3,3 puntos porcentuales en tres años y se sustituirán importaciones por u$s 6.000 millones.

Asimismo, cálculos provisorios del equipo económico prevén que se generarán 250.000 empleos entre las obras y los puestos de trabajo permanentes. Sólo de la construcción se crearán 148.000 vacantes, mientras que 40.000 en transporte, 24.000 en la industria básica de hierro y acero, 22.300 de servicios profesionales. También se esperan 5.300 en la extracción de minerales, 4.500 en la industria del plástico y 4.200 en el comercio mayorista.

Otra meta del Gobierno es recuperar la industria del ferrocarril. Es que en el caso del Belgrano Cargas se construirán más de 1.500 kilómetros de vías, preparadas para un 50% de mayor capacidad de carga y el triple de la velocidad. La apuesta al tren tiene una meta logística: el costo del transporte para distancias largas es ínfimo comparado con los camiones, que son la fórmula generalizada y exclusiva en muchas partes del país.

El transporte de carga está dominado por el automotor no por una razón de competitividad, sino por el desarme de la red ferroviaria dos décadas atrás. Esto encarece el precio de los productos, incluidos los granos que se trasladan hasta los puertos, vitales para la generación de divisas genuinas y el refuerzo de las reservas del Banco Central.

Dentro de este contrato con el gigante asiático, está prevista la fabricación de 10 locomotoras en fábricas locales, con lo que dentro del Ministerio de Economía esperan que se recupere la industria del ferrocarril. Estos se le sumarán a los carros importados en los últimos años y reactivarán fábricas que hasta el momento se dedicaban a la reparación de vagones.

Argentina mantiene un déficit comercial con China de u$s 6.300 millones, mientras que con Estados Unidos de u$s 5.080 millones. Sin embargo, la complementariedad de las economías y la predisposición para negociar inversiones estratégicas llevaron a que Cristina Kirchner decidiera cerrar un acuerdo con Pekín.

La alianza estratégica entre ambos países implica una inversión total de u$s 11.226 millones, en donde el piso de la participación nacional es del 50%. Estos están distribuidos entre las represas Kirchner-Cépernic (u$s 4.700 millones), el proyecto hidroeléctrico Chiuidos II, en Neuquén (u$s 760 millones), el proyecto hidroeléctrico Portezuelo El Viento en Mendoza (u$s 650 millones), el proyecto de interconexión eléctrica Mendoza-Buenos Aires (u$s 530 millones), los parques de energía eólica (u$s 400 millones), el proyecto hidroeléctrico El Tambolar en San Juan (u$s 400 millones) y la distribución y el suministro de electricidad en la Ciudad de Añelo, en Neuquén (u$s 29 millones). Con estas inversiones la energía renovable pasará a ser la mayor fuente de energía del país, puesto que se triplicará la generación de la hidroeléctrica y se duplicará la capacidad de la eólica.

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