América en colores en el MNBA

14 de mayo, 2016 | 14.59

Los pintores Nicolás Ramón Boschi y Analía Romero darán una conferencia este domingo 15 de mayo, junto al prestigioso escultor Antonio Pujia, en el marco de La exposición pendiente: Orozco, Rivera y Siqueiros en el Museo Nacional de Bellas Artes.

¿En qué consiste la cita de este domingo en el MNBA?

El domingo vamos a encontrarnos para charlar sobre la obra mural y su integración con la vida cotidiana, el rol del espectador en la pintura mural, la función social de la pintura en el espacio público y la influencia del muralismo mexicano en nuestra pintura y en la realización del proyecto América en colores en el barrio de Villa Herminia, en Ciudadela. También nos parece fundamental profundizar en el rescate de las técnicas propias de los muralistas mexicanos en el contexto de La exposición pendiente y en la investigación de la técnica de la encáustica que comenzamos gracias al maestro Antonio Pujia, en 2011. Los mexicanos la habían rescatado del olvido para sus murales heroicos y nosotros la investigamos para retomar el camino de la pintura en cera sobre los muros.

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¿Cuándo nació América en colores y cómo sintetizarían su propuesta?

El nacimiento de América en colores también está ligado al muralismo mexicano. En 1922 cuando el ministro de educación de México, José Vasconcelos, comienza con un programa de murales invita a Diego Rivera y a los demás artistas a viajar con él por el interior del país para que se vinculen con los habitantes de los pueblos y se comprometan con la cultura precolombina. Esta iniciativa que buscaba orientar el contenido plástico del muralismo hacia los horizontes populares y nacionales fue para nosotros una referencia muy significativa para comenzar a viajar y pintar los pueblos y ciudades que en principio fueron de Argentina y luego de otros pueblos de América. También teníamos como grandes referentes a nuestros maestros de la plástica local: Antonio Berni, Juan Carlos Castagnino y Lino Enea Spilimbergo. Ellos pertenecían a una generación de pintores que realizaban el viaje iniciático por las metrópolis europeas pero al regreso se encontraban con una realidad muy distinta a la europea. Ese impacto los impulsó a realizar viajes por el Interior del país para encontrar en la Argentina profunda la plástica generadora de sus obras. Pero la idea de viajar y pintar en lugares concretos proviene del proyecto de León Gieco y Gustavo Santaolalla: "De Ushuaia a la Quiaca". En el año 2006 nos preguntamos: ¿Se podrá realizar algo similar en las artes plásticas? Y comenzamos a viajar y a pintar de modo continuo para respondernos ese interrogante. El primer viaje lo realizamos en la provincia de Jujuy. Estuvimos 30 días viajando y pintando por los pueblos de la Quebrada de Humahuaca. Al regreso teníamos una caja llena de paisajes pero las vivencias de las fiestas, las comidas, la amistad de los perros, las charlas con las copleras, el sonido del viento, todo eso no estaba necesariamente sintetizado en nuestra caja de pinturas. Fue allí que comprendimos que teníamos que seguir pintando o evocando todas esas vivencias en las pinturas que llamamos "de evocación" que son obras que realizamos en nuestro taller que nacen de las vivencias del viaje y tienen su referencia en la pintura de cada lugar. Es así que siempre que exponemos mostramos las pinturas realizadas en viaje junto a las pinturas de evocación. En el 2014, cuando la pintura de evocación la realizamos en la fachada del taller utilizando el oficio muralista en el que nos formamos, nos dimos cuenta que todo adquiría un sentido más completo: las vivencias de los viajes por el interior de "Nuestra América" la plasmábamos en las paredes de nuestro barrio y las pinturas de evocación que ahora son murales están en contacto directo con la vida cotidiana de nuestros vecinos desde su génesis hasta el día de hoy. Han pasado diez años. Pintando conocimos muchos pueblos y ciudades de Jujuy, Tucumán, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Neuquén, Chubut, Rio Negro, Santa Cruz, Tierra del Fuego y Provincia de Buenos Aires. También Uruguay, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela.

¿Qué dificultades y ventajas se encuentran a la hora de trabajar de manera itinerante?

Muchas de las dificultades iniciales con el tiempo se convirtieron en ventajas. El trabajo que suponía la exposición al sol y a los fuertes vientos, al frío intenso y a todos los factores climáticos de los diferentes lugares, formó parte de la totalidad de la obra. Enriquecen la pintura y completan la percepción. Lo primero que advertimos cuando comenzamos el trabajo a la intemperie fue que el acrílico secaba inmediatamente, mucho más rápido que en el taller, tan veloz que no nos permitía pintar y tuvimos que implementar el óleo. La desventaja era que se dificultaba el traslado por el tiempo prolongado de secado que requiere esta técnica, entonces fabricamos las cajas de pinturas: unas pequeñas valijas de madera que nos permiten trasladar las pinturas cuando todavía están frescas, sin que se toquen entre si y nos permiten también el trabajo itinerante con los materiales y las paletas.

¿Cómo es y se originó su relación con Pujía?

La amistad con Antonio comenzó en el 2010, en la Escuela Superior de Cerámica Fernando Arranz. Tiempo atrás, en el museo que tenemos en la escuela, habíamos admirado un pequeño bronce de unas bailarinas firmado por él. Preguntamos si realmente era "un original del maestro" y respondieron que sí, que Antonio era el padrino de la escuela. Entonces de caraduras lo invitamos a una muestra de América en Colores. Fue muy conmovedor, vino y además nos llamó por teléfono para felicitarnos por la exposición. Nos comentó que se había emocionado con nuestro trabajo y que sentía que comenzábamos una linda amistad, "como una plantita que crece, que da brotes y flores". Fue una gran alegría. Antonio para nosotros es un ejemplo ético, moral y estético. De esta amistad surgieron varios proyectos, uno de ellos fue la investigación de la cera con fines pictóricos. Pujia nos transmitió los conocimientos del comportamiento de la cera y nos dio las bases para comenzar a investigar la técnica de la encáustica. Así fue que luego de una prolongada investigación surgió la primera muestra exclusivamente de encáustica que se realizó en la Argentina: "De Fuego y de Cera, Encáusticas 2015". Se la dedicamos a Pujia como una forma de agradecimiento por la transmisión desinteresada de sus conocimientos. Otro de los proyectos que estamos encarando junto al maestro y otros colegas es la reapertura de la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova que fue vaciada en la década de los ´90 y junto a esta escuela se cerró el único taller de pintura mural de la argentina donde se estudiaban técnicas específicas como el fresco.

¿Cómo continúa la actividad de América en colores? ¿Hay lugares o proyectos en agenda?

En el cierre de la primera muestra de encáustica Pujia sugirió en público la idea de realizar anualmente el "Festival de la Cera": América en Colores, más las obras de los alumnos de los seminarios de encáusticas. Esta muestra la estamos planificando para fin de año. Recientemente abrimos la inscripción para un nuevo seminario de encáustica y la semana que viene comenzaremos dos murales en Villa Herminia, uno de ellos será realizado en cera. Para el 2017 tenemos intenciones de viajar y pintar por el país que vio renacer el muralismo americano: México.

"La obra mural y su integración con la vida cotidiana", conferencia de Boschi, Romero y Pujía, domingo 15 de mayo a las 17:30 en Av. Del Libertador 1473, Museo Nacional de Bellas Artes.