No llegan buenas noticias desde Dolores para el fiscal rebelde, Carlos Stornelli. El juez federal Alejo Ramos Padilla no hizo lugar a la designación de Juan Martín Cerolini para que lo asista como abogado “por advertirse intereses contrapuestos entre las defensas” . Es que Cerolini pretendía tener el patrocinio de Stornelli en el marco del D’Alessiogate cuando venía asistiendo al procesado Carlos Liñani, lo que “deviene incompatible la designación efectuada” por el funcionario judicial con asiento en Comodoro Py. Ahora podrá nombrar otro abogado o continuar con la asistencia de la letrada Raquel Pérez Iglesias.
“Se advierte como manifiestos los intereses contrapuestos entre las defensas de los imputados Carlos Stornelli y Carlos Liñani y, en consecuencia, deviene incompatible la designación efectuada por Carlos Stornelli de aquel letrado que venía ejerciendo previamente la defensa de Carlos Liñani”, suscribió Ramos Padilla en una resolución firmada el martes.
Para el juez, las incompatibilidades que pesan sobre Cerolini “se advierten del hecho de que Liñani ha sido procesado, entre otras razones y circunstancias, por invocar la influencia que la organización criminal de la que formaba parte podía ejercer sobre el fiscal Carlos Stornelli”.
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Todo se remonta al 12 de enero cuando se produjo una circunstancia que llamó la atención de Ramos Padilla. Aquel día recibió tres escritos de forma simultánea. Uno de Roberto Ribas, quien anunciaba su renuncia a la defensa Stornelli. En otro, el fiscal rebelde (citado a prestar indagatoria el 29 de noviembre) designaba su reemplazo: Juan Martín Cerolini. A la vez, solicitaba una postergación de su indagatoria por “razones de agenda” de su nuevo abogado. En la tercera presentación, que claramente fue coordinada con las anteriores, el co-imputado Carlos Liñani revocaba la designación de Cerolini como su representante y designaba a un Defensor Oficial.
Lo curioso fue que el propio defensor de Liñani dijo que se comunicó con su representado para explicarle de su designación pero este demostró “por sus respuestas, no estar muy informado respecto de ello”. De hecho, relató que luego Liñani se comunicó nuevamente y le informó que habría de nombrar como su nuevo abogado a Diego Hernán Bandín, por lo el defensor oficial solicitó la suspensión de la vista que tenía prevista.
El mismo 12 de enero, Ramos Padilla tomó nota de la situación y le corrió vista por el término de 24 horas al abogado que pretendía Stornelli para que se expidiera acerca de la posible existencia de intereses contrapuestos “por el ejercicio sucesivo de las defensas de Liñani y de Stornelli”.
El juez de Dolores veía que podían existir intereses contrapuestos por la posible conexidad entre la causa de espionaje ilegal que se sustancia en Dolores y otra que tramita en el juzgado de Sebastián Casanello que tiene por imputado al mentado Liñani y al propio Stornelli como pretenso querellante (en esta causa, que se inició por una denuncia del otro fiscal del caso de las fotocopias, Carlos Rívolo, la Cámara Federal porteña le ordenó a Casanello que le pida a Ramos Padilla que le envíe el expediente para que tramiten de forma conjunta en Comodoro Py). Cerolini era abogado en aquella causa del mentado Liñani, quien también está procesado en la causa de Dolores por asociación ilícita, extorsión y tráfico de influencias.
En una primera instancia, Cerolini había pedido que la causa contra Liñani que tramitaba en los tribunales de Retiro se traslade a Dolores pero luego cambió su postura y acompañó los deseos de la cámara porteña y el propio Stornelli.
Stornelli y Cerolini tienen más de un denominador común. Uno de ellos es el barrabrava de Boca, club del que el fiscal fue directivo. Cerolini defendió a Di Zeo, quien llegó a jactarse públicamente de su relación con Stornelli. No fue el único barra que representó este abogado. También estuvo a cargo del patrocinio de William Schlenker, de la barrabrava de River, que fue condenado junto a su hermano Alan a prisión perpetua por el homicidio agravado de Gonzalo Acro. Y ejerció las defensas de varios policías y militares. Uno de los casos emblemáticos es el del ex capellán castrense Christian Von Wernich, condenado a cadena perpetua por su complicidad con la última dictadura cívico-militar.
Atento al revés que podían sufrir sus pretensiones de tener a Cerolini como defensor, el fiscal rebelde designó la semana pasada a otra abogada, Raquel Pérez Iglesias. Ahora debe definir si continúa con su patrocinio o designa a un nuevo letrado. El 29 de noviembre, Stornelli está citado a prestar declaración indagatoria. Pesan en su contra 8 imputaciones.