Alberto Fernández sobre la muerte de Nisman: "las pruebas no dan lugar a pensar en un asesinato"

Tras el lanzamiento del documental de Netflix que cuenta la historia del fiscal, el presidente habló del tema y aclaró su posición y desligó a la ex presidenta de cualquier responsabilidad.

01 de enero, 2020 | 21.23

Tras el lanzamiento del documental de Netflix que cuenta la historia del Alberto Nisman, el presidente Alberto Fernández se refirió a la causa y aseguró que las pruebas conseguidas hasta el momento "no dan lugar a pensar que hubo un asesinato". Además, afirmó que la pericia de Gendarmería realizada bajo el mando de la ex ministra Patricia Bullrich, "parece carecer de todo rigor científico". 

Luego de que la actual ministra de Seguridad, Sabina Frederic, expresara que debería hacerse una nueva pericia sobre la muerte del fiscal ocurrida en 2015, el Presidente afirmó que la hipótesis del asesinato está sostenida por "una pericia de Gendarmería que parece carecer de todo rigor científico". De esta manera respaldó a la ministra y apuntó contra la gestión de su antecesora. 

El Presidente minimizó así algunas declaraciones suyas de hace alrededor de dos años, cuando expresó: "hasta el día de hoy dudo que se haya suicidado". Esos son los dichos que figuran el documental y que reavivaron hoy nuevamente la polémica. "Yo soy un abogado y ante una muerte como esa siempre me permito dudar. Sin embargo siempre dije que esa duda me llevaba a afirmar la teoría de la novela policial. 'Dime quien se beneficia con el crimen y te diré quién es el asesino'", explicó hoy Fernández en declaraciones al diario Clarín y completó: "siendo así era obvio que si se trataba de un crimen, Cristina" Fernández de Kirchner -presidenta al momento de ese hecho- "era la única perjudicada", y "por lo tanto ella debía ser ajena al hecho".

Tras la firma del Memorándum de Entendimiento con Irán, Nisman impulsó una denuncia contra Cristina Kirchner, el fallecido canciller Héctor Timerman y otros funcionarios y dirigentes políticos, al considerar que hubo al menos un intento de encubrimiento de los acusados por el ataque. Pero poco después, y un día antes de ir al Congreso a explicar su acusación, Nisman fue hallado muerto, con un balazo en la cabeza, en el baño de su departamento del barrio Puerto Madero.

Inicialmente se manejó la hipótesis de un suicidio, basada en la pericia realizada por el cuerpo médico forense dependiente de la Corte Suprema, uno de los más prestigiosos del país. Sin embargo, con la llegada del macrismo al poder y Bullrich al mando de las fuerzas de Seguridad, la Gendarmería brindó un informe que casualmente acompañaba la hipótesis del asesinato. 

En la investigación del atentado a la AMIA, la Justicia considera que los promotores fueron varios jerarcas políticos y religiosos iraníes, entre ellos el ex embajador de Irán y el ex agregado cultural de ese país en Argentina, Hadi Solemainpour y Mohsen Rabbani, respectivamente. Sobre ellos y otros acusados pesan circulares rojas de Interpol, lo cual permite detenerlos en cualquier lugar del mundo cuando se alejan de su país, pero ello no se concretó aún pese a que salieron numerosas veces de su nación para efectuar actividades oficiales y extraoficiales. 

La denuncia de Nisman fue desestimada por la justicia en distintas instancias, dado que no se encontraron elementos para sostener la acusasión por presunta complicidad con los acusados iraníes. El ex titular de Interpol, Ronald K. Noble, descartó públicamente que el gobierno argentino le hubiera solicitado a esa organización levantar las alertas rojas, principal argumento para sostener la idea del encubrimiento.