Anoche, en el Café las Palabras de ex embajador en el Vaticano Eduardo Valdés, se reunieron los miembros del Grupo de Puebla, unión de líderes progresistas de la región que busca la unidad de los pueblos latinoamericanos para lograr una región más justa. Estuvieron, entre otros, Alberto Fernández, José Pepe Mujica, Dilma Russeff, Fernando Lugo, el ex presidente de Colombia Ernesto Samper y el ex presidente de Panamá, Martín Torrijos.
Estuve en esa cena como periodista afín a las ideas que definen el grupo. La noche comenzó al grito de “Lula Libre” y la emoción creció con las palabras de Dilma, quien agradeció el apoyo del Grupo y de Alberto Fernández en particular por la lucha por la liberación de Lula y advirtió sobre la radicalización de la derecha latinoamericana, que “se va corriendo de la democracia para ingresar en una etapa neo fascista”.
Mujica señaló que “hay que gobernar sabiendo que un día se pierde y ellos vuelven, que nada es para siempre y que la derecha está volviendo a las viejas prácticas”.
El grito de “Lula Libre” renacía tras cada alocución y la emoción de saber que líder ya estaba listo para seguir en la lucha estaba latente. Alberto hablaba con todos, pero a quien más tiempo le dedicó fue a Dilma, quien estaba sentada a su lado.
Cuando le tocó hablar, señaló: “Voy a invitar a Lula a que venga a mi asunción el 10 de diciembre. Aquí Dilma me aconseja que no es prudente. Pero yo sé que Lula es un perseguido, como Correa, como Cristina, y yo a los perseguidos los voy a apoyar”.