El gobierno de Alberto Fernández no se cayó del mundo, tal como alertaba con malicia la política diplomática macrista en la última campaña electoral. Luego de la visita a Israel, y tras estrechar las manos del Papa Francisco, el Jefe de Estado argentino iniciará el día viernes una gira internacional donde tiene agendada reuniones bilaterales con los indiscutidos líderes de la Unión Europea, sus pares Ángela Merkel y Emmanuel Macron, quienes presiden las mayores economías de ese bloque, Alemania y Francia, el histórico eje del carbón y el acero.
Además, entre el día 31 de enero y el cinco de febrero, nuestro primer mandatario tiene cita pautada con otros actores políticos relevantes de la eurozona: el presidente del Gobierno español Pedro Sánchez, el rey español Felipe VI, el presidente de la República Italiana Sergio Mattarella, el presidente del Consejo de Ministros de ese país Giuseppe Conte, y posiblemente también Fernández tenga lugar para compartir criterios en la lucha contra el hambre con el director de la FAO (entidad de la ONU que vela por las políticas alimentarias), el chino Qu Dongyu.
La delegación argentina será similar a la que pisó suelo hebreo. Además de Fernández viajarán al Viejo Continente la Primera Dama Fabiola Yáñez, el Canciller Felipe Solá, el vocero presidencial Juan Pablo Biondi, aunque está vez serán parte de la comitiva el Secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Béliz, la ministra de Justicia y Derechos Humanos Marcela Losardo, y el Secretario de Culto Guillermo Oliveri.
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Objetivo principal: respaldo para la reestructuración de la deuda
¿Cuál es la hoja de ruta político diplomática que busca pavimentar Alberto Fernández en su raid europeo? ¿Desvela a la Casa Rosada hacer lobby en Europa para hacer trizas el acuerdo comercial firmado entre el Mercosur y Bruselas? ¿Guía, entonces, un ímpetu proteccionista mercosureano el viaje con varias escalas de Fernández por el Viejo Continente? El Destape habló con fuentes del Palacio San Martín y un reconocido economista cercano al gobierno, que representó al país en su momento en negociaciones con organismos multilaterales de crédito, y tras esa ronda de consultas se puede aseverar que otro horizonte estructura la agenda europea del presidente argentino. La delegación argentina buscará centralmente, tal como lo hizo en Israel, conseguir la aprobación de las potencias occidentales hacia la reestructuración de la deuda externa iniciada por el equipo económico liderado por el ministro Martín Guzmán. El cálculo del gobierno es el siguiente: mostrar al país como un actor estatal sólido, de fluidos vínculos con los países desarrollados, para que en el corto plazo el directorio del FMI avale la posición argentina que intenta enderezar las cuentas públicas tras la descomunal toma de deuda ejecutada por el macrismo.
“Volver a mostrar al país en la primera plana de Occidente es importante para renegociar el tema de la deuda, Alberto va a poder dialogar con actores políticos relevantes en el Fondo Monetario. Necesitamos que Europa nos ayude con la reestructuración presentada. La expectativa de la gira está puesta en ese sentido. La viabilidad del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea es parte de la agenda a charlar, pero está en un segundo plano, el primer eje del temario que llevamos pasa por conseguir apoyo en la renegociación de la deuda. Alberto fue claro los últimos días en varias declaraciones, tener deuda es perder soberanía, por eso queremos solucionar el tema de la deuda, queremos recuperar soberanía y autonomía política en la toma de decisiones”, advierte un funcionario que trabaja todos los días a metros del Canciller Solá.
Por último, un economista afín al gobierno, con expertise en las intrincadas mesas de negociación donde países y organismos internacionales de crédito buscan llegar a un puerto común, y que prefiere guardar el anonimato, entiende que la idea de ganar millas diplomáticas en Europa para ir más fuertes al Fondo es una buena idea: “Es muy importante tener a los otros accionistas del FMI con una actitud constructiva. Las potencias de Europa tienen incidencia en esa mesa de decisiones. En otro momento los países donde estará Alberto han tenido una posición muy dura contra nuestro país, por eso es bueno recuperarlos como socios políticos. Alemania por ejemplo, y en menor medida Holanda, han jugado en contra de Argentina en el Directorio del Fondo. De más está decir que Alemania tiene una posición relevante en el FMI, Francia también, aunque siempre ha sido más receptiva hacia nuestro país. El gobierno trazó una estrategia de ganar capilaridad diplomática, por eso el presidente va hablando uno por uno con sus pares, aunque tenga que repetir lo mismo una y mil veces. Es un trabajo arduo y paciente, pero lo están encarando muy bien”.