En un año turbulento para las artes estrenó Al fondo a la derecha... el último que pague la luz (si puede), de Enrique Pinti. Que 2019 sea año de elecciones pareció el empuje adecuado para la propuesta del capocómico de larga trayectoria que, bajo la misma fórmula de monólogo -que le dio éxitos históricos como Salsa Criolla- Pinti se estanca en una meseta de humor chabacano y análisis con poco sustento que milita “la grieta” entre la izquierda y la derecha argentina. Para el olvido.
Solo, en una mesa que simula pertenecer a un imaginario bar, Enrique Pinti se queja del sistema político que nos representa. Para el humorista todos son lo mismo, se llenan los bolsillos de plata e ignoran al trabajador de clase media. El espectáculo ejecuta un barrido histórico, fiel al estilo puteador del artista y de comentarios filosos, en poco más de una hora . Los problemas arrancan con el material humorístico que atrasa. Al fondo a la derecha esparce un discurso anti-político que lejos de construir, fomenta el no compromiso con la realidad. Y esto es peligroso.
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Pinti dice lo que piensa y arremete contra el poder de turno, un sello de la marca. En algunos tramos del espectáculo, la verborragia del comediante ingresa en zonas oscuras (meterse con un tema sensible como La Guerra de Malvinas y utilizar el termino "pajereada" no parece ser la mejor decisión), salir de ahí es complicado; los años de experiencia disfrazan los agujeros e incongruencias. Los aplausos salvan de la amargura del clima final y se ofrecen como salvavidas para descomprimir la velada.
A sus 79 años, el Pinti que revitalizó al musical argentino no volvió, y eso se siente. Aquellos que asistan a la espera del comediante todoterreno y una de las voces indiscutidas del stand up criollo saldrán decepcionados. No obstante, siempre hay un público fiel que banca a Pinti y sabe lo que va a buscar. El show vende por la figura, los años corren, algunos artistas sobreviven.
- Al fondo a la derecha...el último que pague la luz (si puede).
- Nuestra opinión: Regular.