Se cumplen siete años de la muerte del cineasta Leonardo Favio. "Me hice peronista porque no se puede ser feliz en soledad", fue una de las frases que caracterizaron al artista y que trazaron un arco fundamental a la hora de entender gran parte de su filmografía. Las redes sociales se hicieron eco en su recuerdo.
En su trilogía -compuesta por Crónica de un Niño Solo (1965), Este Es el Romance del Aniceto y la Francisca, de Cómo Quedó Trunco, Comenzó la Tristeza y Unas Pocas Cosas Más... (1967) y El Dependiente (1969)- Leonardo retrato los sectores más humildes y los temores de los marginados con mirada franca, honesta. La misma sensibilidad se haría presente en Juan Moreira (1973) y Nazareno Cruz y el Lobo (1975), dos superproducciones a color que lo convirtieron en un cineasta masivo.
Favio fue mucho más que un excelente director de cine. En Colombia, donde se exilió, se dedicó por completo a su carrera musical. Tras su retorno al país, conquistó nuevamente a las masas con Gatica, el Mono (1993). Pero los sectores más peronistas lo recordarán con especial cariño por Perón, Sinfonía del Sentimiento (1999), un documental en el que exploró su gran amor por el peronismo. Todos sus personajes están atravesados por las conquistas sociales del General.
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