A 10 años de Cromañón, Ibarra quiere volver a ser jefe de Gobierno

11 de noviembre, 2014 | 19.51
Por Juan Pablo Mansilla
Redacción El Destape

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Aníbal Ibarra fue uno de los primeros dirigentes porteños en anotarse para la carrera electoral de 2015. Referente del espacio filo kirchnerista Frente Progresista Popular, con mandato hasta fines del próximo año en la Legislatura de la ciudad, buscará competir en las primeras abiertas del Frente para la Victoria. Ibarra ocupó la jefatura de Gobierno en dos períodos, entre 1999 y 2006, pero fue destituido en un juicio político por su responsabilidad en la tragedia en el boliche Cromañón, donde murieron 194 personas.

"El objetivo es convocar, interpelar y discutir con muchísimos otros sectores que al día de hoy no han estado con el FPV, que tienen un pensamiento similar para la ciudad de Buenos Aires y que, más allá de diferencias en opiniones personales, pueden comprometerse con este proyecto", explicó Ibarra en una entrevista con El Destape.

"Al peronismo le costó siempre la ciudad de Buenos Aires. Yo expresaba una fuerza de centroizquierda con sectores peronistas muy importantes, con el apoyo de Néstor Kirchner, pero también tenía el apoyo de (Elisa) Carrió y también de un sector del radicalismo".

El mes próximo se van a cumplir diez años de la tragedia en República Cromañón y más de una vez dijo que esa tragedia se usó políticamente para desplazarlo. ¿Quiénes estaban tan interesados en ocupar su lugar?

Yo encabezaba un gobierno que le había ganado a dos exponentes de la derecha como (Domingo) Cavallo y (Mauricio) Macri, que no habíamos aumentado impuestos, que estábamos trabajando en tres líneas de subte a la vez, donde estábamos construyendo viviendas sociales, gobernando con superávit. Era una situación difícil para ganarnos y no lo habían podido hacer a través de elecciones. Cuando ocurrió esta terrible tragedia, desde el comienzo, ya empezaron a planificar cómo aprovechaban para quedarse con un Gobierno. Fue inaceptable utilizar ese dolor con una visión muy clara: quedarse con un Gobierno, repartirse cargos y avanzar en lo que finalmente hicieron. Sectores políticos, del macrismo fundamentalmente, que contaron con acompañamiento.

Usted planteó la necesidad de armar una coalición "transversal", entre sectores que acuerden con el kirchnerismo, para poder competir en la ciudad. ¿A quiénes incluiría?

La única forma de transformar realmente una ciudad, un país o una provincia es llegar a través del voto y a partir de ahí implementar las políticas de las cuales uno está convencido. Para esto, si uno no tiene una visión transversal y amplia, en la ciudad de Buenos Aires es imposible. Yo no quiero hablar de tal o cual sector, quiero hablar de personas que, por ejemplo, han votado a UNEN o han votado a sectores sociales o radicales y tienen diferentes opiniones del Gobierno nacional. Ahora en la ciudad queremos un Estado que defienda lo público, que invierta y reivindique a la educación como herramienta de igualación social.

¿Qué evaluación hace del frente UNEN y de en una eventual alianza con el PRO?

Yo no quiero ingresar en un análisis de otras fuerzas políticas y menos de calificador. UNEN ha tenido buenos resultados institucionales, se han juntado y esto a la gente es una propuesta que, en general, la convoca. Pero creo que se han juntado sectores políticos que tienen una mirada complemente contrapuesta. Si hay sectores, por llamarlos de centroizquierda, y hay otros que proponen juntarse con Macri, que es una visión completamente opuesta, algo está fallando en la construcción. Yo no me voy a sentar con alguien que deteste lo público, que privilegie lo privado, que quiera una ciudad elitista, que desprecie la inversión en el sur. Para un proyecto así no cuenten conmigo.

De los candidatos que ya se mostraron interesados en pelear por la presidencia, ¿de quién se siente más cerca?

(Jorge) Taina, (Florencio) Randazzo, (Sergio) Urribarri son posibilidades. Acá hay que tratar de buscar una síntesis con los que uno tiene coincidencias por el proyecto nacional y quienes tienen potencia electoral. El problema es que, por ahí, no hay quien naturalmente sintetice las dos cosas. El que tiene más potencia electoral no está visto como representante de ese proyecto y otros que uno ve políticamente más cercanos, tal vez no tengan la potencia electoral que se necesita para confrontar con posibilidades de éxito en 2015.