El Día Internacional de la Mujer Trabajadora nació al calor de la oleada sufragista en 1910 con el objetivo de reivindicar a las mujeres trabajadoras y exigir derechos que, aunque hoy en día parecen de sentido común, en esos tiempos eran impensados. Con el paso del tiempo, sin embargo, el mercado y los medios de comunicación le despojaron su sentido original y lo convirtieron en una fecha en la que se regalan flores y bombones.
Sin embargo, desde hace tres años, los orígenes combativos y políticos del 8 de marzo han resurgido a partir del primer Paro Internacional de Mujeres, que tuvo lugar en 2017 y continuó replicándose al año siguiente en decenas de países de todo el mundo en medio de una avanzada mundial de gobiernos y grupos de derecha.
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En Argentina, la huelga vuelve a celebrarse este viernes bajo una consigna contundente de cara a las elecciones presidenciales: “Vivas, libres, desendeudadas y gobernando nos queremos” será el slogan de una movilización que, tal como aseguran desde su organización, es “declaradamente antimacrista”.
“En las asambleas circuló la consigna de que nos queremos vivas, libres, desendeudadas y gobernando. Esto último es una novedad, porque es una manera de reconocer que también queremos ocupar estos puestos de poder para aplicar las políticas públicas que consideramos necesarias para la eliminación de la violencia machista”, explicó la escritora y docente Marina Mariasch, quien participó de la coordinación de las asambleas celebradas de cara al paro para discutir los reclamos centrales y organizar comisiones abocadas a garantizar la logística, seguridad y comunicación, entre otras cosas.
“El feminismo es un movimiento de transformación social”
Aunque destacó que las asambleas llevadas a cabo en la Ciudad de Buenos Aires “no representan a todos los feminismos” y que dentro de las mismas “conviven distintos colores políticos”, remarcó que se trata de “asambleas declaradamente antimacristas” y “populares”. “Esto merece una reflexión para pensar de qué manera las plazas de los pañuelazos de traducen en votos para sacar al macrismo, que es un objetivo principal que tenemos este año”, remarcó Mariasch.
“El paro es una metodología que se da a razón de que la lucha feminista incluye, y necesariamente es, una lucha contra el sistema en el que estamos viviendo. En momentos de crisis, quienes más sufren las opresiones son las identidades feminizadas: las mujeres, lesbianas, travestis y trans. Nosotras, como feministas, todo el tiempo hacemos política porque incidimos sobre la realidad, y queremos modificarla”, consideró, por su parte, Celeste Mac Dougall, referente de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, la cual encabezará la columna de la movilización del 8M.
En este sentido, coincidió con Mariasch en que “los feminismos abarcan un montón de sectores” más allá de lo partidario, pero que, de todas formas, es un movimiento que “ya está posicionado”: “Es un año electoral, pero en este año electoral también hacemos política. Vamos a votar por el aborto legal”, sostuvo. Además, sobre la campaña presidencial, enfatizó que “la lucha por el derecho al aborto va a ser un punto clave”.
El derecho al aborto legal es uno de los ejes del paro, junto al ajuste, el trabajo, las violencias, la justicia machista, los recortes en salud y educación. Como remarcó Mac Dougall, “el feminismo es un movimiento de transformación social” y, en ese sentido, resulta imposible escindir los reclamos históricos feministas del contexto social y económico actual. Por esto, la asamblea del 8M se declaró “antipatriarcal, anticapitalista, anticlerical, antirracista e independiente de todos los gobiernos”, explicó Mariasch.
“Pensar que el feminismo está conformando una agenda separada de las cuestiones políticas es una falacia. Desde los feminismos estamos pensando de qué manera las políticas económicas y laborales nos afectan a las mujeres, lesbianas, travestis, trans y personas no binarias principalmente, como espacios sociales especialmente vulnerables”, subrayó la integrante de Ni Una Menos. Y recordó: “Por eso una de las consignas que suele estar en nuestras marchas es ‘El Estado es responsable’. El Estado tiene que impulsar políticas públicas que cuiden a la ciudadanía”.