Me sorprendieron profundamente las declaraciones agresivas, por momentos irrespetuosas y, por sobre todo, plagadas de falsedades del ministro Dietrich y de una Isela Costantini que pocos meses atrás había dicho todo lo contrario.
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Cuando en enero de este año Costantini se hizo cargo de Aerolíneas dijo que recibió una empresa con un gran capital humano gracias al cual "en este mes de enero hemos tenido récords de puntualidad, de pasajeros y no hemos tenido cancelaciones".
Por eso, esta espasmódica conferencia de prensa sólo se explica como reacción a las críticas que recibe el gobierno por las consecuencias sociales de las decisiones adoptadas en materia de política económica. En este caso, fue el ministro macrista Dietrich el encargado de convocar a una conferencia de prensa para insultar y agredir a quienes nos tocó hacernos cargo de la gestión de Aerolíneas en los últimos siete años.
Cabe recordar que nos hicimos cargo de una empresa que, luego de ser gestionada por "ejecutivos con experiencia" provenientes del sector privado (que, por cierto, terminaron presos en España), se encontraba realmente en un estado crítico: con pocos aviones, vetustos, sin ventas, con una operación totalmente desarticulada que generaba infinidad de cancelaciones y demoras, con una deuda enorme y con un déficit operativo que rondaba los 900 millones de dólares al año, entre otros problemas que heredamos.
La gestión actual recibió una empresa funcionando, con muchos más aviones y más modernos, con más rutas, frecuencias, servicios y ventas. Una empresa que forma parte del mercado internacional y que bajó el déficit operativo en 2015 a 160 millones de dólares. No sólo teníamos "récords de puntualidad" como bien decía Costantini en enero: dejamos una empresa que ya venía creciendo todos los años a un ritmo incluso mayor al que pudieron exhibir en esta conferencia de prensa de días pasados, seguramente producto de la caída de las ventas por la crisis económica que atraviesa el país.
Dijeron también que mentíamos respecto del déficit porque habría quedado una "deuda" de la que tuvieron que hacerse cargo. Esta afirmación/difamación demuestra una profunda ignorancia en materia económica. Confundir déficit con deuda es un error grosero propio más de un joven inexperto que de un ministro del mejor equipo de los últimos 50 años. Sobre todo si se tiene en cuenta que, para afrontar las obligaciones pendientes, la gestión anterior dejó ingentes sumas depositadas en las cuentas bancarias de la empresa.
En este tema también hay que desenmascarar una construcción dialéctica bastante infantil pero mediáticamente eficiente: la anterior gestión dejó una empresa con un déficit de 160 millones (cinco veces menor al recibido). Sin embargo, al mes de hacerse cargo, la CEO de la compañía proyectó pérdidas para 2016 por 1.000 millones (sí, mil millones de dólares) pero al poco tiempo anunciaron un ahorro importante: reducirían a la mitad el cálculo efectuado por ellos mismos. Así, la pérdida que este año será del TRIPLE que el año pasado, la gestión Dietrich la exhibe como una reducción a la mitad.
De hecho, en lo que va de 2016 ya acumularon un 50% más de déficit que el año pasado y sólo transcurrieron 7 meses. Me preocupó también que, en el marco del clima de persecución ideológica, hayan despedido a un trabajador por el sólo hecho de que "alguien" denunció que "era de La Cámpora". Además de su persona, me preocupa que la empresa haya despedido (y perdido) a un ingeniero aeronáutico que venía haciendo carrera en Aerolíneas hace 17 años y que se encargaba del material aeronáutico de la empresa nada menos que para toda Europa, solo porque fue "señalado" por alguien por su supuesta e imaginada identidad política.
Insisto: no me preocupan tanto las agresiones contra mi persona y nuestra gestión como el trasfondo político y económico que evidencia. Me preocupa que en el camino del ajuste Aerolíneas Argentinas - sus trabajadores y sus dueños que son todos los argentinos - va a volver a sufrir las consecuencias.