En medio del debate por la demanda de dólares que protagonizan los candidatos a la Presidencia, la principal fuente de divisas genuinas se encuentra cada vez más debilitada, entre otros motivos, por la devaluación registrada en países de la región, y el atraso cambiario que encarece los productos que exporta Argentina.
Por este motivo, el próximo gobierno deberá tener como prioridad recuperar el superávit comercial si no quiere ver reducidas sus reservas en dólares, generados de manera genuina. En efecto, "viene contrayéndose sensiblemente a pesar de la administración oficial, y cerrará este año con el saldo más bajo de los últimos 15 períodos", reveló la consultora Management & Fit en su último informe económico semanal.
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En este sentido, la apreciación cambiaria es un factor importante para lograr el crecimiento buscado. "La cuasi estabilidad del peso argentino respecto al dólar, frente a una inflación que no cede y una devaluación generalizada de nuestros principales socios comerciales, provocó una progresiva apreciación de la moneda en términos reales, alcanzando niveles similares a los de la convertibilidad", señala el informe.
En cuanto al "valor de equilibrio" del tipo de cambio, es algo difícil de establecer, no obstante, "suponiendo que el Gobierno entrante deseara alcanzar un nivel de competitividad similar al promedio de la última década, el peso debería depreciarse en un 66%. De otra forma, si el objetivo fuese igualar el tipo de cambio promedio del último mandato presidencial el salto debería ser del 31%", calculó M&F.
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Los efectos contractivos de una devaluación también están presentes en el debate electoral, pero la consultora estima que los efectos pueden amortiguarse con "la credibilidad del nuevo plan económico, especialmente, de su política monetaria". En este sentido, se estimó que "la inercia inflacionaria, las limitaciones de oferta y la incertidumbre política y económica, son cuestiones coyunturales que alientan el traslado a los precios internos. Según estimaciones propias, controlando por esos factores el coeficiente de pass-through sería alrededor de 30%. Es decir que una devaluación del 40% supondría doce puntos más sobre la inflación de 2016".
De acuerdo al Índice de Competitividad Global (ICG), publicado por el Foro Económico Mundial, Argentina se ubica en el puesto 106 sobre un universo de 140 países. A nivel regional, sólo Paraguay, Bolivia y Venezuela presentan economías menos competitivas que la nuestra.
Según M&F, son tres las bases que Argentina debe fortalecer: "la calidad de las instituciones, tanto públicas como privadas; la estabilidad del contexto macroeconómico, puntualmente reducir la inflación y relajar los controles cambiarios para morigerar la volatilidad; y los problemas de infraestructura como las vías de transporte (rutas, puertos, ferrocarriles, aeropuertos), y también la provisión de energía y la red de telecomunicaciones".
Por otra parte, el fortalecimiento del sistema financiero también ayudará a la competitividad, "canalizando las necesidades entre ahorristas e inversores, tanto internos como externos", se indicó. Según datos del Banco Mundial, en Argentina el crédito del sector bancario apenas alcanza el 36% del PBI, sensiblemente por debajo de países como Brasil (108%) o Chile (120%).
"La historia económica, la volatilidad macro y las tensiones cambiarias actuales condicionan la potencialidad del sistema financiero sobre la inversión y la productividad. De hecho, actualmente existen USD 228.357 millones de activos externos en manos de empresas y familias argentinas (más del 40% del PBI), la mayoría en cajas de seguridad y cuentas en el exterior. Más aún, el drenaje diario por la compra de dólar ahorro (USD 6.500 millones en el último año) es una clara evidencia de la desconfianza que afecta a la intermediación local", se evaluó en el informe.