A pesar de las restricciones cambiarias, el dólar se disparó a un nuevo máximo histórico de $ 65. El Banco Central se vio superado por una demanda creciente pese a sus millonarias intervenciones de las últimas semanas. La cotización de la divisa el lunes dependerá de la reacción de Mauricio Macri al resultado de las elecciones generales.
Luego de las PASO, el Presidente se corrió de la línea de fuego y permitió que el tipo de cambio escale 30% en un día, lo después que se reflejó en una inflación de 5,9% para septiembre. Incluso dio un discurso en el día posterior en el que no se hizo cargo de haber llevado debilitado el sistema financiero durante tres años y medio e incluso llegar a culpar de la crisis al candidato opositor Alberto Fernández.
El Gobierno cuenta con múltiples herramientas para encarar la falta de dólares, un problema recurrente en la historia argentina. No obstante, Macri decidió descartar todas menos las únicas dos que repiten los manuales neoclásicos: tasa de interés e intervención cambiaria.
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La primera de las opciones la exprimió al máximo, al punto de elevar el interés al 80%. Como demuestra la consultora Ficonomics, el Banco Central corrió con la tasa detrás de la devaluación para intentar contener la suba, con flacos resultados.
Por ventas en el mercado, el Central perdió U$S 400 millones la semana pasada y más de U$S 2.000 millones, de acuerdo a fuentes del mercado. Mantener esta política es insostenible hasta diciembre con reservas que llegan a los U$S 45.258 millones, pero con una disponibilidad mucho menor para calmar las compras.
El próximo lunes probablemente se incremente la presión cambiaria por la incertidumbre de qué hará el mandatario en el mes y medio de transición. Macri puede atacar el problema por el lado de la demanda y achicarla con un refuerzo del “cepo” que plantó después de las PASO. Actualmente los U$S 10.000 mensuales permitidos implican $ 64.500 por cada individuo, un exceso si se lo compara con los ingresos, dado que esta posibilidad se restringe sólo al 10% de la población.
También tiene la opción de fomentar la oferta, con un recorte aún más restrictivo del plazo de liquidación, o con un incentivo a mayores exportaciones. Esto segundo lo rechazaron desde que retornó a un modelo agroexportador, con el que generó recesión en la industria. Al depender exclusivamente del campo para traer billetes verdes, ante una sequía como la de 2018 perdió al único actor relevante por todo un año.
Una transición ordenada con el próximo equipo económico se presenta como el antónimo a la decisión del Presidente del 12 de agosto. Claro que sería la salida razonable para evitar que en los 45 días de transición no empeore el delicado sistema financiero, que vuelva a disparar la inflación y agravar la crisis económica hasta diciembre.
Por múltiples ventas del Central que preside Guido Sandleris, el dólar futuro del Rofex para fines de octubre cerró a $ 62,50. El contrato de noviembre, donde el BCRA también participó según fuentes del mercado, se transó a $ 67,08. Por las participaciones en el mercado a término, la autoridad monetaria macrista perdió decenas de miles de millones de pesos. Resulta al menos curioso, atento a que los propios funcionarios del Ejecutivo actual denunciaron al antes ministro de Economía Axel Kicillof y titular del Central Alejandro Vanoli cuando ganaron dinero en este mercado.
En los segmentos donde el Gobierno no metió mano, se vio un precio muy superior. Para diciembre, el mercado proyecta una suba a $ 78,79, mientras que para enero a $ 85,50 y para febrero a $ 90.