Varoufakis, además de haber sido hasta ayer el ministro griego de Finanzas, es doctor en Economía por la Universidad de Essex, profesor de largo trayecto académico y un bloggero de pensamiento crítico que se resistió a dejar de escribir en el momento de asumir su cargo. Su cuenta de Twitter y a supera los 500.000 seguidores y fue desde esa plataforma que decidió sorprender al mundo,en la madrugada de hoy, al anunciar que abandonaría su cargo para facilitar unas nueva etapa en las negociaciones con la Unión Europea.
"Minister No More!", escribió sin siquiera necesitar transgredir los 140 caracteres para decirlo todo. A las dos horas, el anuncio ya había sido compartido más de 10 mil veces."Poco después de haber sido anunciado el resultado del referéndum, se me informó que algunos miembros del Eurogrupo y sus socios deseaban mi 'ausencia' en las reuniones, una idea que el primer ministro (Alexis Tsipras) juzgó potencialmente útil para obtener un acuerdo. Por esa razón, hoy dejo el Ministerio de Finanzas", así argumentó el economista que llegó al gobierno heleno para exigirle un poco de racionalidad al sistema.
También comentó que "los de la izquierda sabemos cómo actuar colectivamente sin atender a los privilegios" y con tono heroico aseguró que llevará "con orgullo el odio de los acreedores".
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Desde que el primer ministro griego convocó a un referéndum, las piezas del juego se mueven cada vez más rápido en la atrofiada política europea. El gobierno de Alexis Tsipras parece haber optado por ocupar espacios y desorientar a un adversario que despierta a los tumbos después de tantos años de haber tenido todo controlado.
Unas horas antes de su renuncia, Varoufakis sostuvo que "nuestro No es majestuoso, es un gran Si a la democracia y a la Europa racional", reforzando la idea ya expuesta por Tsipras de que si había un saldo positivo en todo esto era el triunfo de la democracia, directa y participativa, en el sentido más tradicional.
Por su parte, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, dejó en claro en el breve discurso que dio ayer con el resultado electoral entre manos que, en primer lugar, su gobierno representa a una Grecia unida, a los 11 millones de griegos y la consulta debe evitar por todos los medios una fragmentación nacional. Dos, que nadie y muchos menos el gobierno, buscan salirse del bloque europeo sino que, por el contrario, exigen relaciones simétricas de integración regional entre los Estados. Tres, que toda decisión del gobierno coherente a lo expuesto en el referéndum estará respaldada por una indiscutible legitimidad popular.
Este economista, que sintió la urgencia de saltar del campo del pensamiento critico a la acción política directa, escribió en su blog dos semanas antes de las elecciones legislativas del 25 de enero: "Mi mayor miedo, ahora que he aceptado el reto, es que me puedo convertir en un político. Como antídoto a este virus, voy a escribir una carta de renuncia y guardarla en el bolsillo de la chaqueta, lista para ser entregada en el momento en el que perciba síntomas de que estoy faltando al compromiso de decirle la verdad al poder."
Quedará la incógnita –o tal vez se develará con el correr de las horas- si la renuncia de hoy fundamentada en su blog y difundida vía Twitter, es la misma que guardó en el bolsillo de su chaqueta, o si por el contrario, responde a una estrategia urgente y pragmática que permita filtrar,desde la fisura abierta que deja el referéndum, el inicio de un cambio político que ponga fin a la asfixia del pueblo griego.