Los tres caminos que puede tomar Alberto Fernández en el Banco Central

Los desequilibrios fiscales y monetarios ponen en jaque a la autoridad monetaria. ¿Cuál es el margen de maniobra del Frente de Todos? 

26 de noviembre, 2019 | 19.49

Uno de los objetivos con más escollos a la vista para el próximo gobierno será reestablecer la calma en el Banco Central (BCRA), tanto para la política monetaria como para la fiscal. La herencia se conforma por un cóctel de problemas que pueden estallar en distintas direcciones y plantean diversos caminos de salida.

La autoridad que conduce Guido Sandleris dio a conocer los detalles de las operaciones en el mercado de cambios durante octubre, el último mes en el que rigió el cepo que tenía como límite de compra mensual U$S 10.000 por persona.

El resultado observado fue una pérdida de reservas internacionales de U$S 5.443 millones, siendo la principal fuente de esta caída la fuga de capitales del sector privado. La formación de activos externos en octubre sumó U$S 4.125 millones (37% más que en septiembre) y una cantidad récord de 2.556.000 personas humanas que compraron divisas (51% más que el anterior).

El resultado de la cuenta corriente cambiaria fue negativo por primera vez en el año, explicado por una aceleración en los pagos de importaciones que crecieron un 55% con respecto al promedio mensual 2019.

A contramano del discurso del equipo económico de Cambiemos en los últimos tres años y medio, bajo el esquema cambiario actual, la compra de divisas continuará siendo un factor de expansión de la base monetaria. No hace mucho, el propio Sandleris lo marcaba como uno de sus principales objetivos, pero la coyuntura crítica del país luego de las PASO lo hizo retroceder.  

A su vez, las necesidades del Tesoro ante la falta de crédito en el mercado de capitales podrían traer como consecuencia que el BCRA vuelva a ser fuente de financiamiento, con el consecuente impacto monetario expansivo.

Ante ese contexto, el BCRA del presidente electo, Alberto Fernández, tendrá que maniobrar para avanzar con una hipotética reducción de tasa de interés de política monetaria, ya que esa medida podría tener un efecto expansivo al verse reducido el stock de LELIQ y pases.

Además, con el actual esquema cambiario la demanda de dólares en el mercado oficial se mantiene estable, aunque no así en los mercados paralelos (blue, Contado con liqui, MEP). El primer riesgo de una política monetaria expansiva es entonces el aumento de la brecha con el oficial.

Según un informe de la consultora PxQ que dirige el economista Emmanuel Álvarez Agis, cercano a Fernández, planteó simulan tres escenarios monetarios alternativos.

En el escenario 1 se analiza la dinámica de la base monetaria con relación al PIB en una situación extrema donde el Tesoro Nacional financia el déficit primario y cancela todas las obligaciones de deuda de 2020 con el sector privado con financiamiento del BCRA (las deuda intra-sector público se renueva).En ese caso, el BCRA emite para comprar el superávit comercial y a su vez le vende esos dólares al Tesoro para que cancele deuda en moneda extranjera.

Por otra parte, el escenario 2 estima un reestructuración de los vencimientos de capital de la deuda pública. En este contexto, las necesidades financieras se reducirían al déficit primario y al pago de intereses.

Por último, en el escenario 3 se reperfilan los vencimientos de capital y de intereses. Aquí, el Tesoro Nacional sólo tiene que financiar las necesidades derivadas del resultado primario.

En el escenario extremo en el que se financian todas las necesidades del Tesoro a través del BCRA, la base monetaria llegaría a 13,5% del PIB a fines de 2020, lo que sería récord desde 2003 a la fecha. Las tres alternativas muestran una situación muy diferente en la que los ratios a los que se llega son significativamente menores (8,2% en el 2 y 6,1% en el 3).

“Si bien el esquema cambiario evita la presión sobre el tipo de cambio oficial, una inyección grande de pesos podría presionar sobre la brecha entre el tipo de cambio oficial y los paralelos. Por último, el espacio del BCRA para reducir la tasa de política monetaria dependerá de la trayectoria de los precios y del margen para expandir la base monetaria que derive de las necesidades financieras del Tesoro”, concluyó el informe.