Con poco apego a los antecedentes, los contextos y las conductas de los protagonistas, les fueron adjudicados al peronismo los serios conflictos de gobernabilidad que provocaron la salida anticipada de Raúl Alfonsín y la huida vergonzosa de Fernando de la Rúa.
Difícil será pretender similar responsabilidad para explicar la situación de extrema gravedad a la que nos ha llevado la Alianza Cambiemos y el mejor equipo de los últimos 50 años, ligada a las corridas cambiarias tanto bancarias como de los socios del Gobierno.
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Aunque bien podría el relato mediático hegemónico sostener que pequeños ahorristas, obreros, cartoneros, mini emprendedores, jubilados y beneficiarios de subsidios sociales, instigados por dirigentes de la oposición, han corrido a los bancos a comprar dólares y fugarlos a paraísos fiscales donde resguardan sus cuantiosos ahorros o a esconderlos debajo del colchón.
Son siempre los mismos
Los llamados golpes de Mercado no son otra cosa que estrategias de los grupos concentrados de la Economía para desestabilizar gobiernos que no le son afines o para redireccionar políticas de los gobernantes que mansamente se someten a sus designios.
En todos los casos los anima un solo objetivo, maximizar sus ganancias aunque provoquen con ello el empobrecimiento del pueblo en su conjunto.
Es fácil ubicarlos moviendo los hilos que generan o ahondan las crisis, aunque a veces cuesta visibilizarlos de inmediato y se hace preciso tener una mayor perspectiva histórica, lo que ocurre cuando ya es demasiado tarde.
La reiteración de esos procederes, además, es facilitada por la falta de memoria de la población, el blindaje y las cortinas de humo que le brindan los comunicadores ligados a esas corporaciones.
El mejor Equipo
Los integrantes del Equipo gobernante y muchos de sus acólitos no resisten archivos, tanto considerando sus manifestaciones públicas durante los gobiernos peronistas de Néstor Kirchner y Cristina Fernández como las declaraciones que registran con posterioridad
Los denunciantes seriales hasta diciembre de 2015 han exhibido luego una mirada benévola, pretendidamente ingenua, respecto de los turbios procederes financieros de quienes integran el gobierno o sobre la valoración –siquiera ética- de sus decisiones de mantener a salvo sus fortunas fuera del país mientras piden que vengan otros a invertir en la Argentina.
Similar actitud han demostrado sobre los actos y medidas de Cambiemos que contradicen sus anteriores postulados. Independencia de la Justicia, diálogo político, un Congreso activo no sujeto sólo a los mandatos del Poder Ejecutivo, lucha contra la corrupción, pobreza cero, terminar con la inflación, atraer inversiones extranjeras productivas.
Las torpezas, peleas entre aliados e improvisaciones de los funcionarios de la Alianza gobernante, constituye un rasgo que los caracteriza, pero no altera el ritmo de los negociados en detrimento del interés nacional.
Asombro hipócrita
Lo singular de la etapa iniciada a fines de 2015, es que los sectores más recalcitrantes del neoliberalismo consiguieron colocar a uno de los suyos en el Gobierno nacional.
Ya en el Gobierno accedieron desde el primer minuto a sus demandadas. Los beneficiaron con inconcebibles transferencias de recursos, desfinanciando programas sociales y provocando el aumento del déficit fiscal hasta límites inimaginables.
El Estado fue asaltado en todas sus estructuras por los CEOs, instalando en distintos puestos estratégicos a sus empleados de confianza.
Pero en estas semanas dirigentes, legisladores y funcionarios oficialistas se mostraron asombrados de la ingratitud de sus mentores, hasta el Presidente les hizo una rogatoria para calmar el descontento social y las turbulencias políticas. La que no fue satisfecha más allá de tibias declaraciones de apoyo a las medidas financieras suicidas adoptadas.
Impericia, torpeza e ignorancia
Se advierte una combinación altamente explosiva de impericia, negocios plagados de conflictos de intereses y perversa desaprensión por las consecuencias de su accionar en la administración del Estado.
No admiten interlocución ninguna con la oposición, avanzan sobre los Poderes Legislativo y Judicial, ignoran los reclamos y demandas populares, se desdicen una y otra vez de los postulados, propósitos, metas y declamados resultados que auguraban.
Si el dólar llegaba a $ 15 sería la demostración del fracaso decía Prat Gay afirmando que la mega devaluación del 2015 no se trasladaría a los precios. No recurriremos al FMI, sostenía otrora Dujovne. La inflación no será un problema en mi gobierno, prometía Macri en campaña.
Pero ahora confiesa Sturzenegger: Debemos escuchar, interpretar, entender con humildad que es lo que el mercado nos está pidiendo. Por su lado Macri, completa el sentido de esa frase y nos dice: El mundo decidió que la velocidad con la que nos comprometimos a reducir el déficit fiscal no alcanza, por lo que tenemos que acelerar.
Ser humildes y sumisos con quienes nos expolian, atender los mandatos del mundo de las finanzas y la usura internacional. Queda claro el significado real del nombre elegido por la Alianza que nos gobierna, y para quien gobiernan.
Lucha entre bandas
La puja entre los sectores dominantes, cuyos intereses también muestran grietas, ha llevado en su solo beneficio a comprometer los destinos del país por varias décadas.
Un exorbitante endeudamiento externo para atender gastos corrientes y fugas de capitales, la especulación financiera que se conjuga para que se dispare el dólar, que brinda la consiguiente excusa para adoptar medidas cortoplacistas en beneficio de los especuladores y el reingreso adicional de los fondos buitres que nos presentan como aliados de la Argentina.
Paralelamente nada se hace por defender a la población del efecto confiscatorio de la inflación, por el contrario se la castiga con tarifazos, cepos salariales y tasas de interés que tornan imposible acceder al crédito.
Los problemas de gobernabilidad, cuyo desenlace final es predecible, es el resultado de las políticas implementadas por quienes nos gobiernan.
No se trata de dormir con el enemigo sino del fuego amigo, eufemismo exagerado porque no hay amistad alguna cuando priman los intereses económicos.
Podría decirse aplicando un hipócrita aforismo de la Política, que el que avisa no traiciona.
Sin embargo el Presidente, Mauricio –que es Macri más allá de su contingente investidura-, tampoco podría sentirse traicionado puesto que su conducta no hubiera sido diferente a la de sus socios de haberse encontrado en el lugar de ellos como resulta de sus antecedentes empresariales.