Tras el avance incontrolable del coronavirus, el primer ministro de Gran Bretaña, Boris Johnson, decidió finalmente declarar la cuarentena obligatoria por tres semanas y solo podrán estar abiertos servicios esenciales.
Las excepciones son similares a las de Argentina, aunque se permitirá una vez por día salir a la calle para realizar ejercicios físicos (correr, andar en bicicleta o caminar). Los otros motivos son para ir al médico o trabajar "en casos de absoluta necesidad", según explicó Johnson.
"A partir de esta noche debo dar a los británicos una instrucción muy simple: deben quedarse en casa", indicó el mandatario en un mensaje y advirtió a la población: "Si no acatás las reglas, la policía tendrá los poderes para hacerlas cumplir, incluso a través de multas y la dispersión de las reuniones".
El Reino Unido sufrió 335 muertos por COVID-19 y 6.650 casos confirmados (los posibles infectados se calculan en al menos 55.000).
España, Francia, Alemania e Italia ya llevan semanas ordenando el aislamiento de sus ciudadanos. La situación más grave es en Italia, donde hay desborde de las estructuras sanitarias y ya hubo más de 6.000 muertos. Aunque en el último día se registraron 602, segundo día que baja el número de víctimas fatales, lo que, increíblemente en este contexto, fue visto como algo positivo por las autoridades.
El primer ministro inglés se negaba a endurecer las medidas para prevenir el contagio del virus, pero las cifras siguen en aumento y temen que el sistema de salud británico se colapse, como ocurrió en España, Francia e Italia.