Este domingo tendrá lugar el segundo debate presidencial en Argentina en un contexto histórico jamás vivido en el país. No sólo porque primera vez dos candidatos debatirán cara a cara como en otros países ya es tradición sino que se da en el marco de una situación histórico-política totalmente nueva: el primer balotaje nacional.
Para el acontecimiento los políticos se preparan con sus asesores y en El Destape te contamos qué se aconseja en estas situaciones, cuáles son los antecedentes, cómo interactúa la comunicación no verbal y cuánto puede -o no- interferir la discusión en el voto.
Carlos Campolongo, periodista, abogado, psicólogo y asesor de Duhalde en 2011, explicó a este medio que "hay demasiada leyenda y mitología falsa sobre los debates. Los números demuestran que, en general, el desplazamiento de votos de un candidato al otro por este tipo de acontecimientos nunca ha sido mayor al 3% entonces no hay que darle tanta importancia. Comienza a ser relevante, eso sí, en una elección reñida donde ese 3% se vuelve decisivo".
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En ese sentido, el asesor pidió "no otorgarle poderes mágicos" y dijo que, en el tramo final de cualquier elección, "es más importante ocuparse de que no haya errores graves que aciertos. Un error grave en este momento puede ser determinante".
Quien no comparte esta teoría es Fernando Braga Menéndez, publicista cercano al kirchnerismo, quien le dijo a El Destape que en este caso "la discusión sí es determinante porque la gente está un poco confundida, ambigua e indecisa. Hay sólo dos candidatos, no cuatro o cinco, esto servirá para decidir a cuál elegir".
Los consejos
Crean o no los publicistas en el debate, sea "mito o realidad", los candidatos presidenciales ya se están preparando para el suceso y desde el equipo de Daniel Scioli confirmaron al Destape su estrategia.
En este sentido Braga Menendez considera que lo mejor que puede hacer el FpV es "transmitir placidez, que cada vez que utilice un argumento vinculado con los últimos 12 años lo vincule al futuro: debe decir qué se hizo y qué se hará" y explicó que Scioli debe adueñarse de los logros del kirchnerismo "sin mostrarse ciego admirador de Cristina o de La Cámpora". "Esto lo hizo muy bien con el spot en donde muestra que los argentinos están enojados por las formas pero que él es distinto", añadió.
Por su parte, cree que a Mauricio Macri lo debe tratar de manera "paternalista" y debe ocuparse de explicarle, con tranquilidad, los problemas de su gestión: "Eso que hiciste con la Metropolitana estuvo mal, Mauricio", es uno de los tipos de frases que recomienda mencionar: "Le quita fuerza a su oponente si evita el ataque directo".
Campolongo, en cambio, cree que en el debate "cada uno confecciona un resúmen de lo que han sido las expresiones de campaña" y se lo debe condensar "con recursos como el dramático, cosa que hizo Sergio Massa el debate pasado con el minuto de silencio, un recurso bien logrado".
"Lo que se observa es el temple de un candidato para enfrentar lo imprevisto", añadió mientras destacó la importancia de la comunicación no verbal "porque en televisión lo que se observa es fundamentalmente eso". Además, los políticos deben evitar parecer sobreactuados.
Lo que se dice sin palabras: el antecedente Kennedy-Nixon
El 22 de noviembre Scioli y Macri se verán las caras, se pararán frente a un estrado y, con muchas cámaras, periodistas y luces de por medio, transmitirán un mensaje a toda la nación argentina. O, por lo menos, a todos los que quieran verlo: según los organizadores, la del debate será una audiencia similar a la final del mundial. En este panorama es crucial debatir sobre el medio en el que se transmitirá: la televisión.
El 26 de septiembre de 1960 tuvo lugar en Estados Unidos el primer debate presidencial televisado y, se estima, contó con una audiencia de 70 millones en una época donde ni siquiera todas las familias poseían televisor. Campalongo recuerda este momento y trae a colación un dato particular: "En la televisión ganó Keneddy y en la radio Nixon". Pero... ¿cómo fue esto posible?
Resulta que, en aquel entonces, Nixon subestimó no sólo a su contrincante sino también a la "famosa caja boba" y no se acopló a los términos televisivos: apareció sin maquillaje y usando un traje gris mientras Keneddy se ocupó de su imagen y hasta mostró un look bronceado (que aún se debate si fue o no buscado) que lo hizo lucir más joven y tranquilo.
Eso que hoy queda en lo anecdótico mucho influyó en los estudios que se hicieron a posteriori y, día tras día, los políticos se encargan de analizar qué imagen quieren lucir y de fijarse qué transmiten pero no sólo con palabras.
Sergio Rulicki, experto en comunicación no verbal, explica en su página web que "a través del significado de los gestos y las posturas uno puede inferir en cómo se siente el otro" y aseguró a El Destape que "cuando los consejos de comunicación no verbal que los consultores les dan a los políticos están basados en el parecer algo que no se es, resulta inevitable que las verdaderas intenciones se filtren a través de deslices gestuales y posturales".
Es por ello que hay que analizar qué significan los gestos y qué están queriendo decir. "Por ejemplo, las diferentes formas en que se produce el apretón de manos inicial es uno de los temas de estudio cruciales", dice Rulicki en su página mientras explica: "En el apretón de manos inicial queda mejor posicionado corporalmente quien está ubicado a la izquierda ya que su mano izquierda toma por el brazo al otro candidato y quien saluda queda en una imagen más dominante".Además, no es bueno "enfatizar los dichos elevando las cejas en posición de tristeza, con el ángulo interno más elevado que el externo" y, en cambio, bajarlas "constituye una actitud dominante". Asimismo, quien habla con "el rostro más perfilado" se muestra en una actitud de evitación mientras que quien lo hace con "el rostro más de frente" muestra proactividad.
La sonrisa, por su parte, es "un arma de batalla no verbal que tiene una gran influencia en el modo en que los candidatos son decodificados por la audiencia".
Las cartas y los consejos están sobre la mesa. La historia dirá quién gana el debate y si afecta o no en la elección presidencial.