La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, recibe el jueves a directivos del sector del automóvil, sindicatos y otros agentes para debatir cómo garantizar que los fabricantes de automóviles de la UE puedan electrificar sus flotas y competir al mismo tiempo con competidores chinos y estadounidenses más avanzados.
El sector, azotado por el cierre de fábricas y la reducción de puestos de trabajo (54.000 el año pasado entre los proveedores de automóviles), también debe hacer frente a amenazas económicas como los aranceles comerciales de Estados Unidos y la dependencia de China para obtener minerales y baterías esenciales.
El "diálogo estratégico" del Ejecutivo europeo se plasmará en un plan para la industria automovilística a lo largo del año. Ya ha propuesto debates sobre tecnologías clave, energía y costes de los bienes, comercio, estímulo de la demanda y reglamentación.
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La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA, por sus siglas en francés), que representa a 16 fabricantes de automóviles y camiones, dijo esta semana que su prioridad inmediata era que la UE suprimiera las posibles multas a los fabricantes de automóviles que no cumplieran este año los objetivos de emisiones de CO2 de sus flotas.
El jefe de Renault, Luca de Meo, dijo que estas multas podrían alcanzar los 15.000 millones de euros para los fabricantes europeos, y que los vehículos eléctricos tendrían que superar el 20% de cuota de mercado para evitarlas. La cuota de mercado de los vehículos eléctricos en Europa se redujo al 13,6% el año pasado, con una fuerte caída de las ventas en Francia y Alemania.
Los fabricantes de automóviles europeos podrían optar por cumplir los objetivos eléctricos reduciendo la producción de coches de gasolina o diésel o comprando créditos a Tesla o a competidores chinos.
"Básicamente, los fabricantes de automóviles comprarían créditos verdes al país que más contamina del mundo, y financiarían a los fabricantes chinos de vehículos eléctricos a los que la UE acaba de imponer aranceles", dijo Gianluca Di Loreto, socio de la consultora Bain & Company.
Los dirigentes de los centros de fabricación de automóviles de Alemania, Italia y la República Checa también han instado a Bruselas a renunciar a las sanciones o a que se calculen sobre un periodo más largo. La Comisión ha dejado ver cierta flexibilidad, pero hasta ahora se ha mantenido firme.
El grupo de reflexión proambiental T&E afirma que hay buenas razones para ello. Dice que la industria ha tenido desde 2017 para prepararse con muchos nuevos modelos más baratos que ahora llegan al mercado, que los objetivos de 2025 son alcanzables y que es poco probable que los fabricantes de automóviles se enfrenten a sanciones, con algunas compras de crédito, pero también el aumento de las ventas de vehículos eléctricos e híbridos. En el peor de los casos, dice, las multas serían inferiores a 1.000 millones de euros para el sector.
"Si pospones esto un año o dos, no vas a estar en una mejor posición. Estás posponiendo algo que es esencial para tu éxito futuro", afirma el director ejecutivo de T&E, William Todts, que también asistirá al diálogo.
Con información de Reuters