El Parlamento turco, la Gran Asamblea Nacional, pospuso hoy la aprobación del protocolo de adhesión de Suecia a la Alianza Atlántica, a pedido del Partido de la Justicia y el Desarrollo, del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
La decisión del Parlamento es la última instancia para la aprobación del ingreso de Suecia a la OTAN por parte de Turquía. Si superara esta instancia al país nórdico sólo le restaría vencer la resistencia de Hungría para convertirse en el miembro número 32 del nucleamiento.
La Comisión de Asuntos Exteriores de la Gran Asamblea Nacional de Turquía celebró una reunión en la que estaba previsto que se diera luz verde al protocolo de adhesión, aunque finalmente se decidió posponer la cuestión a instancias del partido de Erdogan.
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Según explicó el presidente del comité, Fuat Oktay, la decisión se debió a que "el tema en discusión no está aclarado" y "las negociaciones no están lo suficientemente maduras", informó la agencia de noticias turca Anatolia.
Tras 17 meses de bloqueo, Erdogan transmitió a finales de octubre la cuestión sobre la adhesión sueca a la OTAN al Parlamento turco, encargado de dar el visto bueno definitivo a un proceso que arrancó durante la cumbre de Madrid en 2022 de la mano de Finlandia, pero que se encontró con la oposición turca y húngara.
Estados Unidos saludó el mes pasado la decisión de Turquía de someter a su Parlamento la petición de Suecia de entrar en la OTAN y deseó que la adhesión ocurra "cuanto antes".
El mandatario turco criticó a las autoridades suecas por su supuesta indulgencia con los militantes kurdos refugiados en su territorio, especialmente en lo que se refiere a cualquier respaldo al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), al que en Ankara consideran como una organización terrorista, y exige la extradición de decenas de ellos.
Además, a lo largo de los últimos meses se produjeron varios casos de profanaciones del Corán, el libro sagrado del Islam, así como contra la figura del propio presidente Erdogan en Suecia, que tensaron aún más las relaciones entre ambos países.
De todos modos, en el caso de que la Gran Asamblea Nacional turca vote a favor del ingreso de Suecia en la Alianza Atlántica, Estocolmo seguirá necesitando que Budapest dé también su visto bueno, con lo que conseguiría así la aprobación de todos los miembros del bloque atlántico.
En el caso de Hungría, los recelos derivan de los supuestos "insultos" recibidos. "Dicen que Hungría no es una democracia, sino una dictadura", afirmó en julio el ministro de Exteriores, Peter Szijjarto, que acusa a las autoridades suecas de inmiscuirse en cuestiones internas que no le competen.
El procedimiento de ratificación turca tiene lugar en un momento de tensión por la situación en Oriente Medio, entre Ankara, tradicional partidaria de la causa palestina, y sus aliados occidentales de la OTAN.
Turquía utilizó igualmente su presión sobre la candidatura sueca para intentar obtener luz verde de Estados Unidos a la venta de cazas F-16, que necesita para modernizar su fuerza aérea.
El gobierno de Joe Biden no se opone a dicha venta, pero el Congreso la bloqueó hasta el momento por razones políticas.
Con información de Télam