El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio comienzo el lunes a su amplia campaña contra la inmigración, encargando al ejército que ayude a la seguridad fronteriza, decretando una amplia prohibición del asilo y tomando medidas para restringir la ciudadanía a los niños nacidos en suelo estadounidense.
Al declarar la inmigración ilegal una emergencia nacional, Trump ordenó al Pentágono que proporcione apoyo para la construcción del muro fronterizo, espacio de detención y transporte de migrantes, y facultó al secretario de Defensa para enviar tropas a la frontera según sea necesario.
Trump pidió a su administración que restablezca su programa "Quédate en México", que obligaba a los migrantes no mexicanos a esperar en el país vecino la resolución de sus casos en Estados Unidos.
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Poco después de la toma de posesión, las autoridades fronterizas estadounidenses anunciaron el cierre del programa de entrada CBP One del presidente saliente Joe Biden, que permitió a cientos de miles de migrantes entrar legalmente en Estados Unidos programando una cita en una aplicación. Las citas existentes fueron canceladas, dejando a los inmigrantes aturdidos y sin saber qué hacer.
El líder republicano recuperó la Casa Blanca tras prometer intensificar la seguridad fronteriza y deportar a un número récord de migrantes. Trump criticó a Biden por los altos niveles de inmigración ilegal durante el mandato del demócrata, pero a medida que Biden endureció sus políticas el año pasado y México intensificó la aplicación de la ley, el número de migrantes atrapados cruzando ilegalmente se redujo de forma drástica.
Los republicanos afirman que las deportaciones a gran escala son necesarias después de que millones de inmigrantes cruzaran ilegalmente durante la presidencia de Biden. Había cerca de 11 millones de inmigrantes en Estados Unidos de forma ilegal o con un estatus temporal a principios de 2022, según una estimación del gobierno estadounidense, una cifra que algunos analistas sitúan ahora entre 13 y 14 millones.
"Como comandante en jefe, no tengo mayor responsabilidad que defender a nuestro país de amenazas e invasiones, y eso es exactamente lo que voy a hacer", dijo Trump en su discurso de investidura.
Sus críticos y los defensores de los inmigrantes dicen que las deportaciones masivas podrían perturbar los negocios, dividir a las familias y costar miles de millones de dólares a los contribuyentes.
La Unión Estadounidense de Libertades Civiles dijo en una presentación ante un tribunal federal el lunes que la decisión de poner fin al programa CBP One eliminó la única vía de asilo en la frontera entre Estados Unidos y México.
Los estadounidenses se han vuelto menos acogedores hacia los inmigrantes sin estatus legal desde la primera presidencia de Trump, pero siguen desconfiando de medidas duras como el uso de campos de detención, según una encuesta de Reuters/Ipsos en diciembre.
En otro decreto, Trump pidió a las agencias que se nieguen a reconocer la ciudadanía de los niños nacidos en Estados Unidos que no tengan al menos un progenitor ciudadano estadounidense o residente permanente, aplicando las restricciones en 30 días. El derecho se deriva de una enmienda a la Constitución y cualquier medida para restringirlo desencadenará casi con toda seguridad desafíos legales.
En otras órdenes, Trump suspendió el reasentamiento de refugiados durante al menos tres meses y ordenó una revisión de la seguridad para ver si los viajeros de ciertas naciones deben ser objeto de una prohibición de viaje.
Con información de Reuters