El Gobierno talibán de Afganistán declaró hoy su rechazo a la resolución aprobada ayer por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que estipula el nombramiento de un representante especial para el país y traza las líneas de un posible acercamiento con el régimen fundamentalista.
"Vale la pena resaltar que el Consejo adoptó esta resolución a pesar de que dos de sus miembros permanentes habían pedido más tiempo para recibir aclaraciones", señaló el Ministerio de Exteriores talibán, en referencia al rechazo de Rusia y China en una votación que tuvo el respaldo de 13 países, en un comunicado en el que lamentó "no haber sido consultado a este respecto".
El movimiento islamista radical de los talibanes tomó Kabul, la capital afgana, el 15 de agosto de 2021, coronando una ofensiva relámpago en coincidencia con la retirada de fuerzas internacionales lideradas por Estados Unidos tras 20 años de guerra contra los insurgentes.
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La toma de Kabul llevó al colapso del Gobierno afgano apoyado por Occidente y la huida de sus autoridades al exilio, 20 años después de que la coalición encabezada por Estados Unidos derrocara a los talibanes tras un primer paso por el poder entre 1996 y 2001.
El nuevo régimen fundamentalista no ha sido reconocido por país alguno, aunque los talibanes han mantenido relaciones diplomáticas por necesidad con países vecinos, como Pakistán o Irán, así como Rusia o China.
Por su parte, la ONU denunció en numerosas ocasiones que la falta de acercamientos con los talibanes se debe al desprecio de los fundamentalistas sobre el ejercicio de los derechos humanos, en particular los de mujeres, niñas y minorías étnicas del país.
Pese a prometer libertades, los talibanes volvieron a aplicar una estricta interpretación del islam que afecta especialmente a las mujeres, quienes, privadas de derechos básicos, viven ahora en lo que Naciones Unidos denomina un "apartheid de género".
Además, en agosto pasado la ONU documentó al menos 800 casos de detenciones arbitrarias, torturas, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos y amenazas que las autoridades talibanes de facto en Afganistán cometieron desde agosto de 2021 contra exfuncionarios gubernamentales y exmiembros de las fuerzas de seguridad vinculadas al gobierno anterior.
Así, los talibanes insisten en que no necesitan el nombramiento de un representante especial de la ONU, ya que ya existe una misión de Naciones Unidas dedicada al país, la Unama.
"Afganistán no es zona de conflicto" y es capaz de "gestionar todos sus asuntos a través de mecanismos multilaterales" con otros países con los que guarda relación, precisaron.
Además, aseguraron que la figura del representante especial "históricamente ha sido incapaz de resolver conflicto alguno y solo ha contribuido a complicar las cosas al intentar imponer soluciones externas", consignó la agencia de noticias Europa Press.
Aunque "dan la bienvenida a los intentos de la ONU para favorecer una relación más robusta, la aproximación de Afganistán estará guiada en último término por las creencias religiosas, los valores culturales y los intereses nacionales, todos inalterables, del pueblo afgano", indicaron.
"Insistimos una vez más a la ONU en que adopte sus decisiones siguiendo la realidad de la situación en Afganistán sin injerencia de partes externas interesadas", concluyen los talibanes.
Con información de Télam