Una de los últimos fugitivos internacionales buscado por su rol en el genocidio de Ruanda, Aloys Ndimbati, murió en 1997, anunció hoy la Fiscalía del Mecanismo Residual para los Tribunales Penales Internacionales (IRMCT), el órgano judicial vinculado a la ONU para depurar responsabilidades por la masacre de miles de personas, en su mayoría tutsis, en 1994.
Ndimbati fue imputado en noviembre de 1995 por una batería de cargos, incluido el de genocidio, y permanecía siendo buscado desde entonces.
La Fiscalía lo acusaba de viajar por toda la zona de Gisovu, de la que era responsable, para pedir abiertamente el exterminio de la población tutsi e, incluso, de organizar y ordenar masacres en varios puntos.
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Inicialmente, Ndimbati huyó en julio de 1994 junto a su familia hacia Zaire -ahora República Democrática del Congo-, pero volvió a Ruanda en 1997, en un vuelo de repatriación de refugiados fletado por Naciones Unidas.
La Fiscalía concluyó tras "completas y complicadas" investigaciones que falleció en junio de ese año, sin que estén claras las circunstancias.
"Aunque los supervivientes y las víctimas de los delitos de Ndimbati no le verán procesado y castigado", la confirmación de su muerte "puede implicar un cierre", porque ya no está prófugo y "es incapaz de causar más daño a la población ruandesa", indicó la Fiscalía en un comunicado que consignan las agencias AFP y Europa Press.
Con la aclaración del fallecimiento de Ndimbati, sólo restan dos personas buscadas aún por el mecanismo heredero de diversos tribunales internacionales: Charles Sikubwabo y Ryandikayo.
Desde mayo de 2020, este sistema confirmó las muertes de cuatro fugitivos, mientras que fueron detenidos otros dos, Félicien Kabuga and Fulgence Kayishema.
El genocidio cometido en 1994 en Ruanda, instigado por el régimen extremista hutu entonces en el poder, dejó más de 800.000 muertos, principalmente entre la minoría tutsi, pero también entre los hutu moderados, según la ONU.
Con información de Télam