El papa Francisco pidió el jueves a los líderes de Luxemburgo -un pequeño país con una economía próspera y la mayor densidad de millonarios per cápita del mundo- que dediquen recursos a ayudar a mejorar las condiciones de los países en desarrollo.
El pontífice, de 87 años, que se encuentra en Luxemburgo para una visita de un día, sugirió que un aumento de la ayuda exterior podría ayudar a frenar el flujo de refugiados y migrantes que tratan de entrar en Europa.
"No olvidemos que la riqueza conlleva una responsabilidad", dijo Francisco en una reunión de líderes políticos y civiles en el Cercle Cite de Luxemburgo, un palacio neobarroco. "Pido una vigilancia constante para que las naciones más desfavorecidas (...) puedan ser ayudadas a salir de sus condiciones de empobrecimiento".
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Se trata de una visita europea poco habitual para Francisco, que también se dirigirá a Bélgica a última hora del día. Ha tendido a ir a lugares nunca visitados por un papa, o donde los católicos son una pequeña minoría.
El pontífice, que ha hecho de la atención a los inmigrantes una prioridad de sus 11 años de papado, dijo que Luxemburgo dio "un ejemplo al señalar el camino a seguir en la acogida e integración de inmigrantes y refugiados". Casi la mitad de los 654.000 luxemburgueses son extranjeros, sobre todo de países vecinos como Francia, Bélgica y Alemania.
En un comentario improvisado, el Papa se refirió a la baja tasa de fertilidad de Luxemburgo y dijo: "Por favor, más niños". Refiriéndose a las bromas que hizo en el pasado sobre que los países occidentales tienen más mascotas que niños, prometió que no las repetiría, pero volvió a decir: "Más niños".
El primer ministro luxemburgués, Luc Frieden, en un discurso de bienvenida a Francisco, dijo que la Constitución del país proclama la dignidad humana como un "derecho fundamental" y que "cada uno de nosotros debe esforzarse constantemente por garantizar el mantenimiento de esta dignidad".
Francisco se reunió con católicos locales en un acto celebrado en la catedral luxemburguesa de Notre-Dame. Cientos de personas se apostaron frente a la iglesia del siglo XVII para saludar al papa, muchos con paraguas bajo un cielo gris y lloviznoso.
(Editado en español por Carlos Serrano)