El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibe este martes en Washington a los jefes de Estado de los países miembros de la OTAN, una cumbre anual que ofrecerá al atribulado demócrata un escenario internacional para convencer a sus aliados nacionales e internacionales de que todavía puede ser un líder.
Biden, de 81 años, se ha comprometido a seguir adelante en su campaña contra el republicano Donald Trump, de 78, a pesar de la preocupación de los demócratas en el Capitolio y de los donantes de que pierda las elecciones del 5 de noviembre tras una actuación vacilante en el debate del 27 de junio.
Biden hizo de la restauración de las alianzas tradicionales de Estados Unidos en el extranjero para contrarrestar la amenaza de las autocracias el eje de su política exterior, después de que Trump desafió a sus aliados como parte de un enfoque de "América primero". Quien gane en noviembre podría tener un impacto sustancial en el futuro de la OTAN y de Europa.
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Trump ha sugerido que, en caso de un segundo mandato, no defendería a los miembros de la OTAN que no cumplan el objetivo de gasto en defensa de la alianza del 2% de sus respectivos PIB si hay un ataque militar. También cuestiona la cuantía de la ayuda prestada a Ucrania en su batalla contra la invasión rusa.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, llegó el martes a Washington para asistir a la cumbre de la OTAN y afirmó que "luchará" por decisiones firmes para reforzar las defensas aéreas ucranianas y obtener más aviones de combate F-16.
"Estamos luchando por garantías de seguridad adicionales para Ucrania, y estas son armas y finanzas, apoyo político", dijo en un video en la aplicación de mensajería Telegram.
Zelenski tiene previsto reunirse con Biden en Washington y pronunciar un discurso el martes por la noche en el Instituto Ronald Reagan de Washington.
Según sus asesores, el discurso inaugural de Biden, previsto para las 1700 hora local (2100 GMT), destacará lo que su gobierno considera un logro importante: una OTAN más fuerte y unida, bajo el liderazgo de Washington, con más miembros y resuelta a satisfacer sus necesidades de seguridad colectiva.
En su opinión, este extremo conlleva resultados tangibles para los votantes estadounidenses: un país más seguro, con una sólida posición económica internacional, más alianzas y poder en el exterior, y menos riesgo de conflicto con sus adversarios.
Trump y muchos de sus aliados republicanos rechazan tales argumentos.
"Los republicanos, por supuesto, celebramos la paz y la prosperidad que la OTAN ha asegurado y seguiremos al lado de nuestros socios mientras evitamos guerras innecesarias", dijo el lunes el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, aliado del exmandatario. "Pero también creemos que la OTAN necesita hacer más".
(Reporte adicional de Andrea Shalal, Patricia Zengerle, David Brunnstrom, Humeyra Pamuk y Jonathan Landay; edición en español de Javier López de Lérida y Carlos Serrano)