Hace apenas tres meses, Claudia Sheinbaum estaba en su mejor momento tras obtener la mayor votación en la historia de México para convertirse en la primera mujer en gobernar el país.
La moneda estaba a punto de alcanzar un máximo de varios años, las relaciones con Estados Unidos eran amistosas y los inversores compartían cierto optimismo de que Sheinbaum pudiera presentar un estilo de liderazgo menos polarizador que el de su predecesor y guía político, Andrés Manuel López Obrador.
Ahora las cosas lucen muy diferente.
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Es probable que esta semana el Senado apruebe una controvertida reforma al poder judicial mexicano que, según críticos, amenaza el estado de derecho del país y podría arruinar la luna de miel de Sheinbaum antes incluso de que tome posesión el 1 de octubre.
En una cruzada autoproclamada para transformar México, López Obrador está usando sus últimos días para impulsar la reforma en el Congreso, que plantea que jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte sean elegidos a través del voto popular.
También se espera que reduzca el nivel de experiencia necesario para ocupar cargos judiciales. Otra reforma, que se espera sea aprobada antes de que López Obrador deje el poder, desaparecerá varios organismos autónomos que, como los tribunales, habían servido de contrapeso de su fuerte agenda de cambios.
Opositores consideran que las propuestas colocan una alarmante concentración de poder en manos del partido gobernante, Morena.
Tanto las consecuencias como la implementación de los cambios recaerán en Sheinbaum. De pronto, la optimista perspectiva de México se está desvaneciendo.
Un déficit abultado y un posible golpe a la inversión por la reforma judicial podrían suponer una amenaza para la calificación de grado de inversión de la deuda soberana, así como para el gasto en bienestar que Sheinbaum prometió y una revisión del pacto comercial de América del Norte, TMEC, parece cada vez más complicada.
"Pudo haber empezado con fuerza, como primera mujer presidenta, con una mayoría aplastante, con un partido inmensamente popular, con una economía en crecimiento y una moneda fuerte", afirmó Damian Fraser, jefe de la consultoría Miranda Partners, con sede en Ciudad de México.
"Pero esta medida para reformar el poder judicial y quitar independencia a las agencias autónomas lo ha hecho mucho más difícil", agregó.
Sheinbaum ha apoyado públicamente la elección popular de jueces, pero fuentes cercanas a ella dicen que no habría sido una prioridad inmediata al comienzo de su mandato.
López Obrador sostiene que la reforma aumentará la rendición de cuentas y reducirá la corrupción. De hecho, las críticas al sistema actual son generalizadas.
"Según la mayoría, el poder judicial mexicano necesita desesperadamente una reforma. La pregunta es: ¿es realmente esta la forma correcta de reformarlo?", aseveró Gustavo Flores-Macías, especialista en gobierno y políticas públicas de la estadounidense Universidad de Cornell.
¿DE QUIÉN ES LA APLASTANTE VICTORIA?
Un reto para Sheinbaum es la popularidad de López Obrador, que fue decisiva para el enorme éxito de Sheinbaum y Morena en las urnas.
Ese éxito preparó el terreno para una transición más agitada al dar inesperadamente a Morena suficientes votos en la cámara baja y casi suficientes en el Senado para impulsar cambios constitucionales.
Hasta ahora, Sheinbaum ha caminado con cuidado por la cuerda floja entre continuar con las políticas más populares de López Obrador, como los beneficios sociales, e impulsar cambios en algunas de las más controvertidas, como las relacionadas con el medio ambiente y la energía limpia.
Pero la reforma judicial ha dejado al descubierto los límites de ese acto de equilibrio. A pesar de la presión de los inversionistas y de los principales socios comerciales de México -Estados Unidos y Canadá-, Sheinbaum no ha podido o no ha querido posicionarse públicamente en contra de ella.
El peso se ha debilitado alrededor de un 17% desde el 3 de junio. Fitch advirtió en agosto que es probable que México tenga dificultades para reducir el déficit a sus niveles anteriores y que su nota soberana depende de las reformas de gobernanza y de las estrategias fiscales de Sheinbaum.
El TMEC también será revisado en 2026 y Estados Unidos ha advertido que la reforma judicial podría afectar la inversión y socavar la relación comercial.
López Obrador arremetió contra las críticas a la reforma por parte de los embajadores de Estados Unidos y Canadá, "pausando" las relaciones con las embajadas de ambos países en México.
La responsabilidad de pasar página con ambos países recaerá sobre Sheinbaum, dijo Jorge Bravo, politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), especialmente mientras se prepara para construir una relación con un nuevo presidente estadounidense después de las elecciones de noviembre.
"El daño está hecho", sostuvo Bravo. "¿Cómo va a tender puentes para que el daño no sea tan grave?", añadió.
Con información de Reuters