(Por enviado especial) El papa Francisco reclamó hoy que las personas que naufragan en el Mar Mediterráneo sean salvadas como un "deber de humanidad y civilización", al homenajear a migrantes muertos en altamar, durante el primero de los dos días de la visita que inició a la ciudad portuaria francesa de Marsella.
"Deben ser socorridas las personas que, al ser abandonadas sobre las olas, corren el riesgo de ahogarse. Es un deber de humanidad, es un deber de civilización", planteó el Pontífice, en lo que fue leído como un fuerte apoyo a las organizaciones no gubernamentales como OpenArms o Mediterránea SOS que se dedican a salvar a los sobrevivientes de los naufragios en las aguas del Mare Nostrum, el nombre dado por los romanos al mar que baña costas de Europa, África y Asia.
"No podemos resignarnos a ver seres humanos tratados como mercancía de cambio, aprisionados y torturados de manera atroz; no podemos seguir presenciando los dramas de los naufragios, provocados por contrabandos repugnantes y por el fanatismo de la indiferencia", profundizó luego el Papa en la segunda ciudad de Francia rodeado por líderes de distintas religiones.
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Francisco, que llegó hoy a Marsella acompañado por un enviado de Télam, entre otros medios, denunció durante el vuelo desde Roma que los migrantes muchas veces son "detenidos en los campos de concertación de Libia y luego tirados al mar", al evidenciar la situación en uno de los países del que salen más personas hacia Europa.
En los últimos años, los países de primera línea mediterráneos como Grecia e Italia, reclaman que haya una respuesta europea común para la distribución de las personas que llegan a las costas del continente.
En Italia, la gestión en 2018-2020 del entonces ministro del Interior, el ultranacionalista Matteo Salvini, encabezó una persecución a las ONG que rescataban personas en altamar y promovió una política de "puertos cerrados", opuesta al reclamo del Papa evidenciado hoy.
El memorial desde el que habló el Papa, dedicado a "los héroes y las víctimas del mar", fue construido en 1913 como un recuerdo a los marineros muertos en el Mediterráneo, pero a la luz de la explosión de las olas migratorias fue convertido en un símbolo de las personas ahogadas en los últimos años en búsqueda de llegar a Europa.
Con información de Télam