Irán celebra elecciones mañana para elegir un nuevo Parlamento y renovar la Asamblea de los Expertos, en las que se espera que los conservadores consoliden su poder ante la ausencia de alternativas, en un contexto marcado por crecientes dificultades económicas y las secuelas de las protestas masivas de 2022, desencadenadas por la muerte bajo custodia policial de la joven kurda Mahsa Amini.
El líder supremo de la República Islámica, el ayatolá Ali Jamenei, será el primero en votar a las 8 de la mañana (hora local) en uno de los 59.000 colegios electorales.
Gran parte de la atención está puesta en el nivel de participación, por lo que Jamenei pidió ayer a la población acudir en masa a las urnas para que las elecciones sean "fuertes y fervientes", porque "es importante mostrar al mundo que la nación está movilizada".
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"Los enemigos de Irán quieren ver si el pueblo está presente" porque, de lo contrario, "amenazarán vuestra seguridad de una manera o de otra", agregó Jamenei al dirigirse a jóvenes que el viernes votarán por primera vez.
Sin embargo, las previsiones son de una baja participación.
Un sondeo reciente de la televisión estatal develó que más de la mitad de los encuestados eran indiferentes a los comicios, informó la agencia de noticias AFP.
Jamenei se refirió a Estados Unidos, a los occidentales en general y a Israel como "enemigos", especialmente en el contexto de la guerra en Gaza entre Israel y el movimiento palestino Hamas, apoyado por Irán.
En las últimas elecciones parlamentarias, que tuvieron lugar en 2020 durante la pandemia del Covid-19, solo un 42,57% del padrón acudió a las urnas, la cifra más baja desde la Revolución Islámica de 1979.
En los últimos años, la participación había superado siempre el 50% y en 2016 fue casi del 62%.
En Teherán, donde la participación no superó el 20% en 2020, los carteles electorales son menos visibles que en anteriores contiendas.
Los analistas prevén que los candidatos conservadores y ultraconservadores dominen el futuro Parlamento, como ya ocurre en la actualidad.
Casi 61 millones de iraníes están habilitados para votar, de una población total de unos 87,92 millones.
Cerca del 70% de los candidatos que se habían registrado para los 290 escaños del Parlamento fueron impedidos de participar en los comicios.
Según los medios locales, los juristas encargados del proceso solo dieron luz verde a 15.200 de los 49.000 candidatos.
Los votantes también deben elegir a los 88 miembros de la Asamblea de los Expertos, un órgano clave encargado de designar al líder supremo, cargo ostentado desde 1989 por Jamenei, de 84 años.
En este caso, un total de 144 candidatos recibieron autorización para presentarse.
El expresidente moderado Hasan Rohani dijo que había sido vetado para postularse a esta asamblea de la que fue miembro durante 24 años.
No obstante, Rohani no llamó a boicotear las elecciones, como lo hicieron numerosos opositores en el exilio.
"Este debe ser un voto de sanción por parte de quienes protestan contra la situación actual" y "quieren más libertad", afirmó Rohani el miércoles.
Irán está "muy lejos de unas elecciones libres y competitivas", dijo por su parte el expresidente reformista Mohammad Jatami, según lo citó el diario conservador Javan.
En contrapartida, el Frente de las Reformas, una coalición de partidos reformistas, indicó que no participará en unas "elecciones sin sentido, no competitivas e inútiles".
Es la primera cita con las urnas después de los meses de protestas desencadenadas en 2022 por la muerte bajo custodia policial de Amini.
La joven kurdo-iraní de 22 años había sido arrestada por supuestamente incumplir el estricto código de vestimenta para las mujeres iraníes, que las obliga a usar el velo.
También ocurren en un momento de dificultades para la economía iraní, lastrada por las sanciones estadounidenses contra su programa nuclear.
Muchos en Irán sufren para llegar a final de mes ante la creciente inflación y una depreciación récord del rial frente al dólar.
Con información de Télam