La policía portuguesa ha detenido esta semana a 14 presuntos pirómanos, que podrían haber provocado algunos de las decenas de incendios forestales mortales que asolan el país, contribuyendo así al riesgo derivado del cambio climático y la despoblación rural.
Las llamas han cobrado al menos siete vidas y han destruido casas, fábricas y decenas de miles de hectáreas de bosque.
El primer ministro, Luis Montenegro, prometió el martes una dura "acción represiva" contra este tipo de delitos "cometidos en nombre de intereses particulares", sin especificar más.
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Salvador Pinho Ferreira de Almeida, profesor de la Universidad de Lusofona especializado en protección civil, dijo a Reuters que había fuertes indicios de actividad criminal, porque muchos de los incendios "comenzaron de noche y es muy extraño ver tantos focos y tan dispersos".
El investigador y criminólogo Andre Inacio dijo que los incendios provocados probablemente agravarían "una situación climática en la que tenemos bosques secos y vientos muy fuertes", aunque los primeros focos pudieran haber sido accidentales.
"Los nuevos incendios que empezaron de madrugada no se iniciaron solos. El primer ministro nos hizo el favor de decir lo que realmente es", dijo, citando posibles intereses económicos, como la compra de madera quemada o de tierras a precios más bajos, como razones para provocar incendios intencionadamente.
Otros motivos son los problemas de salud mental.
Un estudio de caso llamado "Incendios forestales en Portugal en 2017", mostró que los incendios provocados representaron casi el 36% de los incendios forestales que mataron a 45 personas en octubre de 2017, casi lo mismo que el uso negligente del fuego, como el de los agricultores para despejar tierras.
Un trabajo de 2019 de las investigadoras portuguesas Jessica Rolho y Cristina Soeiro, que estudiaron el comportamiento de 260 pirómanos -el 90% de ellos hombres-, mostró que la ira y la venganza impulsaban a la mayoría a provocar incendios, sobre todo a las mujeres, mientras que alrededor del 27% de los hombres utilizaban los incendios provocados como instrumento para obtener beneficios personales.
Los expertos también mencionaron la despoblación rural, que ha llevado a que la vegetación crecida cubra las barreras de piedra que solían servir como cortafuegos, y dijeron que el gobierno necesita reanudar los esfuerzos de limpieza que comenzaron después de los mortales incendios de 2017.
"No gestionar el paisaje con suficiente intensidad está creando esta situación explosiva", afirmó Lindon Pronto, experto en gestión de incendios del Instituto Forestal Europeo con sede en Alemania, y añadió que ninguna inversión cuantiosa en la capacidad de respuesta a los incendios resolvería el problema.
Con información de Reuters