El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció hoy que invitará al papa Francisco a la reapertura de la catedral de Notre Dame de París, prevista justamente para dentro un año, el 8 de diciembre de 2024, tras las obras de reconstrucción.
Preguntado sobre la presencia del pontífice argentino, durante una entrevista en la cadena France 2, el mandatario centrista respondió: "Eso espero (...) Se lo invitará, pero no me corresponde responder en su nombre".
El papa Francisco ya visitó Francia a finales de septiembre, pero para un viaje apostólico (y no de Estado) a Marsella, donde mantuvo un encuentro con el jefe de Estado francés.
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Macron realizó estas declaraciones tras visitar las obras de reconstrucción de este símbolo de París, destruido por un incendio el 15 de abril de 2019 que conmocionó al mundo. Entonces, anunció que lo reconstruirían en cinco años.
"Estamos cumpliendo los plazos", se felicitó, dos días después de que se colocara una cruz en lo alto de su icónica aguja reconstruida, a la que seguirá "en los próximos días" el nuevo gallo que, como el anterior, coronará el conjunto.
Antes del siniestro, esta obra del gótico medieval recibía cada año una media de 12 millones de turistas de todo el mundo. Su reapertura tendrá lugar tras los Juegos Olímpicos previstos en julio y agosto en la capital.
El lunes, la justicia francesa indicó que siguen investigando el origen del incendio y que la pista privilegiada por el momento es la del accidente: una colilla mal apagada o un cortocircuito eléctrico.
Estas declaraciones de Macron llegan en momentos en que se desató una polémica en el país por haber permitido ayer que el gran rabino Haim Korsia encendiera la primera vela del candelabro de la fiesta de las Luminarias o Jánuca en el Palacio del Elíseo, sede de la presidencia, pese a que Francia es un Estado laico.
El hecho ocurrió ayer, cuando Macron recibió el premio Lord Jakovits de la Conferencia de Rabinos Europeos (CER) por su lucha contra el antisemitismo y Korsia dio inicio a la festividad judía.
El video del evento, que se volvió viral en las redes sociales, provocó una ola de críticas, incluso de parte del Consejo Representativo de Instituciones Judías de Francia (CRIF), la organización más importante de la comunidad judía en el país.
"No corresponde tradicionalmente a un poder público recepcionar una fiesta religiosa", estimó el presidente del CRIF, Yonathan Arfi, que dijo estar "sorprendido" y lo consideró un "error", en declaraciones al medio local Sud Radio.
Los diferentes partidos de la oposición, desde la izquierda radical hasta la ultraderecha, criticaron este acto, al igual que algunos diputados oficialistas como Pierre Henriet para quien esto "rompe con la neutralidad del Estado".
Durante la vsita a las obras de reconstrucción de la catedral de Notre Dame, Macron rechazó las críticas, asegurando que él no había participado en la celebración, y defendió que "el laicismo no es eliminar a las religiones".
Este principio significa "pedir que, independientemente de la religión de cada uno, los ciudadanos respeten las leyes", agregó, según replicó la agencia de noticias francesa AFP.
La polémica llega en un momento de aumento de los actos antisemitas en Francia, donde vive la mayor comunidad judía de Europa, desde el estallido de la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamas.
La primera ministra, Élisabeth Borne, justificó la celebración de Jánuca en el Elíseo, como una "señal" de "apoyo" a la comunidad judía frente al "aumento del antisemitismo".
Sin embargo, la oposición cuestionó este objetivo, principalmente cuando el presidente rechazó participar en una marcha multitudinaria contra el antisemitismo el 12 de noviembre al defender su papel de defensor de la "unidad" del país.
Con información de Télam